Llego al punto donde la música debe dejar de sonar para así poder escucharme, ya he pasado bastante tiempo con el volumen al máximo retumbando en mis oídos-pobres tímpanos- esa es siempre la mejor manera de perderse en fantasías absurdas. Pero cuando tu pecho se cierra y tu respiración deja de estar relajada, o cuando simplemente no puedes concentrarte por completo en el ocio es porque “la voz” no sabe de qué forma hacerte entender que debe hablar.