Escribe: Youssef Abi-Fadel
La Declaración Conjunta Sino-Británica firmada en diciembre de 1984 entre Deng Xiaoping y Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”, fue el marco legal bajo el cual se acordó la devolución de la región de Hong Kong a la Republica Popular de China (RPCh) prevista para 1997, en la cual el gobierno chino se comprometía a respetar y mantener incólumes el sistema económico y las libertades de su población, como la libertad de prensa y de manifestación, durante 50 años, en los cuales Hong Kong funcionaria bajo el tratamiento de una Zona Económica Especial (ZEE). En ese mismo contexto, mas allá de un “Gran Salto adelante” y supuestas revoluciones comunistas, la China de Deng Xiaoping presionó a Portugal por la devolución de Macao en 1999, también ubicado en la estratégica zona costera del mar del sur. Desde ese entonces se implanto la máxima “un país, dos sistemas” bajo la cual comunismo y capitalismo operaron simultáneamente y orquestados por la autoridad en Beijing, aunque pareciera que la intención del líder chino era instar a los ciudadanos de Taiwán a reincorporarse a la China Continental, una empresa que en el presente año ha estado más cerca que nunca. Lo cierto es que la reforma económica e institucional más agresiva y determinante hacia realidad la frase que con gran clarividencia Napoleón enuncio: “Cuando China despierte el mundo temblará”.
La Declaración Conjunta Sino-Británica firmada en diciembre de 1984 entre Deng Xiaoping y Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”, fue el marco legal bajo el cual se acordó la devolución de la región de Hong Kong a la Republica Popular de China (RPCh) prevista para 1997, en la cual el gobierno chino se comprometía a respetar y mantener incólumes el sistema económico y las libertades de su población, como la libertad de prensa y de manifestación, durante 50 años, en los cuales Hong Kong funcionaria bajo el tratamiento de una Zona Económica Especial (ZEE). En ese mismo contexto, mas allá de un “Gran Salto adelante” y supuestas revoluciones comunistas, la China de Deng Xiaoping presionó a Portugal por la devolución de Macao en 1999, también ubicado en la estratégica zona costera del mar del sur. Desde ese entonces se implanto la máxima “un país, dos sistemas” bajo la cual comunismo y capitalismo operaron simultáneamente y orquestados por la autoridad en Beijing, aunque pareciera que la intención del líder chino era instar a los ciudadanos de Taiwán a reincorporarse a la China Continental, una empresa que en el presente año ha estado más cerca que nunca. Lo cierto es que la reforma económica e institucional más agresiva y determinante hacia realidad la frase que con gran clarividencia Napoleón enuncio: “Cuando China despierte el mundo temblará”.

Eventualmente Hong Kong tendría que convertirse en una democracia como se prevé en su ley básica. No obstante, los hechos ocurridos durante la última semana como consecuencia de un sistema electoral leal (entiéndase subordinado) a Beijing contrastan claramente con este supuesto. La RPCh continúa negando la democracia a Hong Kong en un proceso de radicalización del aislacionismo político chino que vería una democracia interna como una mala influencia. Asimismo, China ha avanzado en la reducción del Estado de Derecho y cuenta con más empresas estatales en este territorio, una relación de mutua dependencia política y económica muy sensible para los intereses de Beijing.

Más aun, la Comisión Permanente del Consejo del Pueblo Chino anuncio la formación de un comité electoral “ampliamente representativo” compuesto por 1200 miembros que elegirían a 2 de los 3 candidatos a la primera elección directa del primer ministro en Hong Kong programado para 2017, es decir, tanto el comité como los candidatos serían elegidos “a dedo” por Beijing; además, el candidato electo debería ser confirmado por el gobierno central, con lo cual las primeras elecciones directas son solo un eufemismo político de representatividad de la ciudadanía de Hong Kong, la imposición política de Beijing continuaría y con ello manifestaciones que se acrecientan durante el último lustro como consecuencia de la amenaza de la libertad de expresión en el único territorio chino en el que se congregan organismos pro-democracia y derechos humanos para protestar.
China ya reiteró su advertencia ante la interferencia extranjera, mientras mantiene su silencio frente a la crisis en Ucrania y en Irak en las que se ven enfrascados los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Francia, Rusia, Gran Bretaña y EE.UU. Esperemos que no se repita un Tiananmen en el P5 más caleta.
Pd: Si te gustó este artículo, síguenos en fb: www.facebook.com/vozactual
No hay comentarios.:
Publicar un comentario