Muchos de los que vivimos en distritos de clase media-baja (por ejemplo, Rímac, Comas, San Martín de Porres, entre otros) hemos sufrido innumerables veces con la situación de la limpieza pública en nuestras calles. Varias veces hemos encontrado mercados sucios, plazas con restos de alimentos, puntos de acumulación de basura en plena vía pública, entre otros. ¿Cuál fue nuestra reacción? Incluyéndome, quizás hayamos dicho: “Esta municipalidad no hace su trabajo, ni siquiera puede limpiar bien las calles”. Otros, más osados, habrán dicho “Alcalde ratero / corrupto, se roba nuestra plata y por eso no puede contratar más gente que recoja la basura o barra las calles”. Incluso, otros probablemente se hayan acordado (de muy mala manera) de la familia del pobre alcalde.
Municipalidades cobrando, descripción gráfica (?) |
Nuestras municipalidades no son el “model” de gestión local. Me queda claro que existen muchas cosas por mejorar y también probablemente existan casos críticos de corrupción dentro del municipio y robo a las arcas de los distritos. Pero por lo menos en el tema de la limpieza, tenemos el esfuerzo para tener una ciudad limpia, literal, TAREA DE TODOS. ¿No creen que en el óptimo solo habría pocos barrenderos en la calle si cada uno de nosotros no tirara desperdicios en la calle? Yo creo que sí, pero más allá de eso, hoy quiero tratar el tema del pago de arbitrios, ya que este factor es crítico para que el servicio de limpieza pública se preste de manera sostenible en términos financieros.
En nuestro país, la limpieza pública de las ciudades está a cargo de las municipalidades. Ellas velan por el recojo de basura, por el barrido de las calles y plazas, por el transporte de la basura recogida y por ubicar los residuos en algún lugar ¿adecuado? para su disposición final. El financiamiento de este servicio funciona en el Perú a través de los arbitrios que cada una de las viviendas en los distritos del país debe pagar. No obstante, muchos vecinos no pagan sus arbitrios a tiempo e incluso otros no lo hacen. ¿Qué consecuencias tenemos? Municipios incapaces de cumplir con sus obligaciones por problemas presupuestarios. Y claro, vecinos que consideran que la limpieza pública es uno de los tres principales problemas de los distritos de Lima (según CPI en el 2013).
Según la encuesta de CPI, en Comas, el 63% de los vecinos considera que la limpieza pública es el principal problema el distrito, básicamente por la carencia de personal de limpieza y dificultades en la recolección de basura. Pero lo que no se observa es cuántos vecinos realmente pagan por el servicio de limpieza. Según el ex alcalde de Comas, en el 2014 solo tres de cada diez vecinos paga sus arbitrios y esto genera una recaudación pobre que dificulta la prestación del servicio. Para limpiar el efecto “exageración” que podría tener el alcalde, se encontró en fuentes oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas que solo el 22% de todo el gasto en limpieza pública en Comas del 2014 fue financiado por el pago de arbitrios (lo que confirma la versión del alcalde). Esto genera que el dinero destinado a otros gastos termine siendo derivados a financiar un servicio que no se puede dejar de ofrecer. Imagínense solo dos días sin que el vehículo recolector haga su tradicional recorrido. No solo las calles terminarán completamente sucias sino que los vecinos en pocos días harán sentir su malestar.
Situación de Comas...culpa compartida: municipio y vecinos |
Si no pagamos el agua, luz o teléfono, en pocos días nos quitan el servicio e inmediatamente intentaremos pagar nuestras deudas. ¿Pero qué pasa si no pagamos arbitrios? En muchos casos, lamentablemente no pasa nada. Aprovechando que los municipios tienen poca capacidad para hacer una cobranza coactiva o sancionar efectivamente el no pago, muchos vecinos sencillamente no pagan. El castigo es bajo (el servicio se seguirá ofreciendo y no me van a multar o penalizar considerablemente) e incluso muchas campañas de condonación de deudas o de reducción de pagos a morosos termina premiando el pago atrasado. De manera increíble, algunas municipalidades consideran adecuado realizar campañas en las que los vecinos que no pagaron sus arbitrios tienen beneficios como descuentos sobre el monto a pagar sin intereses. Es decir, pagan menos si se retrasan, y como el castigo es inexistente, resulta económicamente sensato retrasarse en el pago.
Definitivamente, es un reto dentro de las políticas públicas diseñar el mejor mecanismo para evitar que las tasas de morosidad se disparen y que se afecte la prestación de servicios claves dentro del ámbito municipal. Por ejemplo, podrían incrementarse y actualizarse los medios de pago disponibles a arbitrios (vía Internet, por ejemplo). Desde el punto de vista económico, habría que incrementar el castigo por el no pago, premiar al buen pagador y no a todos los morosos. Pero más allá de todo eso, debemos empezar a tomar en cuenta que el Estado (en este caso, a través de los municipios) no es el encargado de solucionar uno y cada uno de los problemas y necesidades que tengamos. Sin nuestro apoyo mediante el pago de arbitrios, no será posible en muchos casos tener la ciudad que deseamos. Por ejemplo, en el distrito que viven dos familiares míos muy cercanos (en Piura), mensualmente habría que pagar solo 7 soles por los arbitrios municipales. ¿En qué estamos gastando 7 soles al mes? ¿No son un par de Frio Rico? Para exigir, hay que pagar, y si se paga y el municipio no cumple, también estamos en derecho de pedir una rendición de cuentas. Pero antes de exigir, cumplamos.
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