Escribe: Mario Rivera
El clásico villancico “Los peces en el río” no será de los
favoritos esta navidad en Bolivia. No solo no aplica a la realidad porque los
peces no beben y vuelven a beber [1];
sino también porque Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia, se secó. Definitivamente,
los recursos hídricos no son algo abundante en el territorio altiplánico; por
lo cual, su mal manejo realmente sorprende.
Sorprende incluso más las explicaciones del gobierno, que apunta como culpables del desastre al fenómeno El Niño y al calentamiento global ocasionado por países industrializados. Luego, sale el viceministro de Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuño, citando datos científicos sobre la temperatura mínima, que aumentó en 2.06ºC en los últimos 56 años, y aludiendo a las sequías que El Niño provocó desde octubre.
Definitivamente el clima ha tenido un impacto inmenso. Como se
observa en el cuadro previo la temperatura a nivel mundial ha seguido una
tendencia al alza desde hace por lo menos tres décadas. El cambio climático y
el calentamiento global [2] tienen un papel en el desastre, pero no son los únicos. Y no se trata de ser
Ebenezer Scrooge y estar amargado con el mundo en esta época, pero culpables
hay, con una responsabilidad igual o mayor a la del clima.
Ciegos al cortocircuito
Es como si existiera un cortocircuito y se empezara a incendiar tu
departamento. Estás ahí, tienes agua a tu disposición, y vas viendo como se
incendia un mueble, la mesa, la sala entera, la cocina, y finalmente todo. ¿Es
culpa del que hizo un cableado deficiente? Probablemente sí, tiene alguna
responsabilidad. ¿Pero tú también no la tienes? Pudiste evitarlo, en un inicio
hubiera sido muy sencillo echar agua a la zona afectada, pero lo dejaste pesar,
y las magnitudes finalmente fueron desastrosas.
“Culpar al del cableado” ha sido la actitud del gobierno
boliviano. Algunos podrían pensar que en el departamento uno poseía agua,
mientras que el gobierno boliviano no poseía los recursos suficientes. Falso.
Primero, la zona contaba con reconocimiento internacional, la cuenca del Poopó
había sido declarada en 2002 como un ecosistema de importancia internacional.
Así, incluso se facilitaba la captación de fondos. Segundo, se captaron los
fondos, en 2010, Bolivia y la Unión Europea (UE) firmaron un acuerdo donde se
adjudicaban US$ 15 millones para el programa Cuenca Poopó.
¿Qué sucedió? Se dejó el vaso lleno de agua, no se utilizó, y el
incendio se propagó. El ex prefecto de Oruro (zona afectada), Luis Aguilar,
quien firmó el acuerdo, sostiene que sus sucesores tuvieron un mal
asesoramiento en el manejo del dinero, impulsaron proyectos sin sentido, y
despilfarraron el dinero destinado a la recuperación del lago. A esto, se suma
las declaraciones del ex director del Servicio Departamental Agropecuario quien
coincide en que “no se priorizó de manera adecuada el trabajo específico en el
lago”. Existían los recursos, no se utilizaron.
Además se conocían otros factores que afectaban la disponibilidad
de agua desde hace años. Uno, desde la década de los 90 se dio preferencia al
Titicaca sobre el Poopó en cuanto al paso del agua del río Desaguadero,
disminuyendo la afluencia hacia este último. Dos, existían actividades humanas
en la zona, específicamente para cultivos, sistemas industriales, y mineras.
Tres, quizás la más importante, Oruro es un departamento minero, y la
extracción se realiza de manera “no responsable”, según palabras del
viceministro de la zona. ¿Qué hizo el gobierno con estos tres puntos?
Nuevamente, se hicieron los ciegos.
Pónganse
los pantalones
Con el departamento incendiado, parece habérsele prendido el foco
a las autoridades bolivianas. El gobierno boliviano y el departamento de Oruro
anunciaron un plan para la restauración del lago Poopó, en donde se destinarán
US$ 3.25 millones a la ayuda humanitaria y a un trabajo técnico sobre el caudal
del agua que llega al Poopó a través del río Desaguadero. También se gestionará
otro financiamiento internacional para el Plan Director de la Cuenca del Poopó
que requerirá, según declaraciones de las autoridades US$ 130 millones.
Esperemos que en verdad se hayan iluminado, y no sea solo el
reflejo del gran incendio que han provocado. En medio de una lucha por recursos
hídricos, han perdido los que ya tienen. Esto es claramente un llamado a las
autoridades bolivianas a ponerse los pantalones, y trabajar seriamente.
Lamentablemente esto no es particular a Bolivia, es una realidad en
Latinoamérica, donde el medio ambiente es muchas veces visto como la última
rueda del coche. Donde hubo agua y vida, ahora existe un desierto de 2400 km2,
aprendamos de esto.
[1] Los peces absorben el agua con su piel
para hidratarse en un proceso llamado osmoregulación.
[2] ¿Son distintos? Así es. El cambio
climático es un cambio significativo y duradero de los patrones locales o
globales del clima (pueden ser cambios en la media o en la variabilidad). El
calentamiento global es un aumento de la temperatura en la atmósfera terrestre.
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