Escribe: Pablo del Águila
Un informe de este mes del Centro de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima destaca que algunas regiones como Tacna, Ancash e Ica han logrado aumentar el valor de sus exportaciones y la variedad de productos que exportan, en comparación con otras que han caído en al menos uno de los aspectos. El gerente de la entidad sostiene que las regiones exitosas deben diversificar su oferta exportables. Ello conlleva a preguntarse cuáles han sido las bases que podría haber permitido el aumento de la oferta exportable de estas regiones en particular.
Según un informe de este mes del Centro de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima (CCE-CCL), Tacna, Ancash e Ica han sido las regiones que más han incrementado su número de partidas exportadas en el 2013, con respecto al 2012. Tacna logró que sus exportaciones crecieran 13% respecto al año anterior y pasó de 147 a 180 partidas arancelarias (22%). En el caso de Ancash, sus exportaciones aumentaron en 56% y las partidas subieron de 48 a 52 (8%). Por su parte, las exportaciones en Ica crecieron 22% y aumentaron en 5 partidas (23%). En la mayor parte de los casos, estas nuevas partidas corresponden al sector agroexportador, especialmente al no tradicional: nueces de Brasil, mangos, melones, mandarinas, páprika u olivos, por ejemplo.
Carlos García, gerente del CCE-CCL, afirma que las regiones exitosas no solo incrementan el valor de lo exportado, sino que también incrementan el número de partidas que ofertan al mundo, lo cual genera una mayor sostenibilidad y competitividad de su región. En particular, esto ha resultado importante para las regiones, porque han podido aprovechar y beneficiarse del crecimiento que tiene el sector agroexportador en las exportaciones no tradicionales de nuestro país.
Se desprende de lo anterior una pregunta importante: ¿qué ha permitido este aumento de la oferta exportable de forma particular en estas regiones? Abordaré la respuesta a esta pregunta tomando en cuenta, principalmente, dos aspectos. El primer aspecto se relaciona con la idea de ventaja comparativa. El segunda está vinculado, más bien, a la creación de cadenas de valor.
Perú presenta ventajas comparativas en muchos de los nuevos productos agrícolas que se han agregado a la oferta exportable durante el 2013 en estas regiones. En el siguiente cuadro, se resumen los rendimientos de algunos de estos a manera de ilustración. Se compara la producción en toneladas métricas por hectárea entre Perú y el promedio de los cinco mayores exportadores de cada producto.
Este cuadro muestra, en estricto, la productividad absoluta por cada tipo de plantación. Sin embargo, se puede asumir que esta es también la ventaja comparativa, puesto que esta diferencia en productividad permite, en general, tener salarios más competitivos en el sector. De ello se desprende que resulta, por el momento, más conveniente especializarse en la producción de estos bienes, en lugar de en otros que podrían importarse de forma menos costosa. De esta manera, que el país posea una ventaja comparativa en ciertos productos permite que las regiones se especialicen en la producción y exportación de estos bienes, muchos de los cuales antes no exportaban, y eso incrementa el número de partidas de la oferta exportable.
El segundo elemento importante es la creación de cadenas de valor. Esta idea involucra la formación de una estructura que permita el desarrollo de las actividades de una organización empresarial de tal manera que le genere valor al cliente final. Los países (regiones) que generan los mayores incentivos y facilidades para la creación de estas tienen una oferta exportable más variada y de mayor valor. ¿Por qué?
Las cadenas de valor incorporan el manejo de los aspectos económicos, sociales y ambientales, dado que, en caso contrario, muchas veces las empresas tendrían que enfrentarse a pérdidas de mercados, reputación y valor de marca, por los estándares internacionales que normalmente deben cumplir. De esta manera, las cadenas de valor benefician la diversificación a través de la penetración a nuevos mercados, tecnologías y contenidos. La razón de ello se puede resumir en tres puntos que resultan especialmente relevantes para explicarlo.
En primer lugar, fortalecen la orientación hacia el mercado exterior de aquellos productos que en la región se dedican predominantemente al mercado interno y que han sido posicionados internacionalmente por otras regiones. En segundo lugar, vinculado cercanamente, estas facilitan las relaciones comerciales y la coordinación entre las empresas productoras y exportadoras y los consumidores, por lo que se puede llegar a cubrir mercados potenciales. Dado que en estos mercados cuentan con individuos con preferencias distintas, es probable que los individuos tengan preferencias distintas, se podría comenzar a producir bienes que antes no se hacía ni para el mercado interno. En tercer lugar, las cadenas de valor permiten reducir los riesgos, productivos, comerciales, sociales y ambientales, a los que los empresarios se enfrentan al insertarse en el mercado externo con un nuevo producto.
En otras palabras, la diversificación de la oferta exportable no depende solo de las dotaciones y características de los servicios de los ecosistemas, sino también de la disponibilidad de infraestructura de transportes y comunicaciones que facilita la logística para llegar de manera conveniente a los mercados, un marco regulatorio y tributario eficiente, que faciliten la creación y operación de empresas, y una política comercial adecuada, favorecedora y activa.
Regiones como Tacna, Ancash e Ica se han planteado objetivos relacionados que fomentan la articulación entre los agentes pertenecientes a las distintas cadenas de valor. Estos incluyen, por ejemplo, la organización de los pequeños productores para su participación activa, fortalecimiento de capacidades en gestión empresarial y aspectos técnicos productivo, incorporación de tecnología (semilleros, segadoras, etc.) en las fases de cosecha y post cosecha o la divulgación de información relacionada.
Esto nos deja mucho en qué pensar. En primer lugar, se debe considerar que, posiblemente, los gobiernos regionales y locales deberían preocuparse más por el desempeño de sus productores y exportadores y participar en ello de una forma más activa y planificada. En segundo lugar, si bien estos últimos incrementos en la variedad de la oferta están básicamente ligados al sector agroexportador y tenemos una ventaja comparativa en este sector, no debemos olvidarnos que la ventaja comparativa es dinámica, por lo que no necesariamente tenemos que estar atados por siempre a la especialización solo en este sector. Sin embargo, la generación de nuevas ventajas comparativas también requiere un rol activo de los hacedores de política; esto, claramente, trasciende también hasta el nivel del gobierno nacional.
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