Escribe: Alessandra Portugal
Cuenta la historia que un
emperador, muy aficionado del buen vestir, pide a unos sastres extranjeros que
le hagan un traje. Estos, prometiéndole lo último de la moda, pasan largos días
en trajín hasta que, finalmente, le presentan al gobernante su nueva prenda. Los
sastres, astutos, le explican que se trata de una oda a la inteligencia, pues
sólo los inteligentes podrían verla. El emperador no lograba verlo, pero dudaba
de las afirmaciones de los costureros, y consulta con sus empleados de
confianza. Los últimos comienzan a adular las maravillas del traje y, de esta
manera, logran que el emperador refuerce su confianza en este.
La historia termina en un desastroso
desfile del emperador desnudo por el pueblo, con el vestido que había generado gran expectativa.
¿Seré inteligente? ¿Serán ellos los tontos? ¿Quién de aquí podrá verlo?
Pensaban las personas del pueblo. Para no quedar mal, para todos, el vestido del
rey era hermoso, algunos incluso lloraban de conmoción; hasta que un niño tuvo
el atrevimiento de gritar: “¡Está desnudo!”, y sólo entonces cayó el telón, los
sastres hicieron una venia, y salieron corriendo al país más próximo - pues en
aquel ya no eran bienvenidos - y el rey agradeció no estar en las épocas de
Twitter ni Facebook, pues su foto se hubiese esparcido por el mundo entero,
generándole conflictos existenciales a más de uno, que hubiesen debatido sobre
si es que el vestido era blanco y dorado o azul y negro.
"No sé tú, pero yo lo veo azul." |
El arte contemporáneo y la
apreciación del mismo han inspirado a más de un libro. Esto se puede ver en “Los
tiburones del arte”, de Luis Racionero, quien básicamente critica al arte
actual por haberse mercantilizado. El autor se desilusionó para siempre con el
arte contemporáneo, luego de ver la obra de Andy Warhol del Empire State, en la
que se exhibió por 8 horas un plano fijo del famoso edificio (para
desilusionarte también, clic aquí). Otro artista a
quien critica es a Duchamp, de quien se dice, fue uno de los primeros en
iniciar esto con un polémico urinario en una muestra; o Damien Hirst (a quien
apoda Damien 666), quien no se deja pasar desapercibido subastando a un tiburón
y otros animales en formol. Aquí es cuando entra a colación el tema del
relativismo estético, en donde todo es arte siempre y cuando llegue a
emocionar. Esto expande su influencia a los críticos quienes, menciona, por
miedo a expresar su opinión, lanzan elogios inseguros sobre la obra.
Finalmente, comenta que la jugada principal de estos actores es hacer creer a
quienes no lo entienden, que son unos ignorantes (¿les recuerda a algo?).
Se busca urinario |
Por otro lado, Mario Vargas
Llosa, nuestro premio Nobel de Literatura 2010, retrata en su libro, “La
civilización del espectáculo”, ejemplos de hasta qué punto, según él, se ha
banalizado el arte en pro del espectáculo. Uno de los ejemplos resaltantes es
la situación del Royal Academy or Arts,
que organizó una muestra llamada “Sensation”
en la cual, jóvenes artistas como Chris Ofili y Marcus Harvey, retrataron obras
como “Santa Virgen María”. En esta, la madre de Jesús aparece rodeada de
imágenes pornográficas. Este mismo artista es conocido por rocear con estiércol
de elefante sus pinturas. Por otro lado, en la misma exposición se encuentra la
obra de Marcus Harvey, quien utilizó como molde las manos de niños para
retratar el rostro de Myra Hindley, infanticida,
en su pintura “Myra”.
Finalmente, en cuanto a la
valorización del arte en la actualidad, se ha visto que no necesariamente se
está moviendo por valores estéticos o criterios rigurosos, como en antaño. En
muchos casos, se le atribuye valor una obra de acuerdo al lugar en el que esta
es expuesta, y, si es que un famoso crítico mencionó que estaba buena. De esta
manera, aparece nuevamente el relativismo estético. Una cadena española, hizo
un divertido experimento con este concepto. Se inmiscuyó a una galería famosa
en España una obra hecha por niños. El resultado es bastante divertido, pues al
preguntarle a los espectadores su opinión sobre la obra, algunos decían que
tenía profundidad, o incluso, una atribución sexual. Al consultarles por el
pintor, se pensaba que era un tipo experimentado; y, finalmente, al
consultarles por el precio, se consideraba que 15,000 Euros eran razonables. Si quieren ver el vídeo completo, lo pueden encontrar abajo.
Queda la duda ¿de qué color es el traje del emperador?
Muy buen artículo, ¡me encantó!
ResponderBorrarGracias por tu comentario :) me alegro mucho
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