Escribe: Camila Orchard
Que levante la mano quien sufre o alguna vez sufrió las consecuencias de procrastinar y las cortas alegrías mientras duro.
Admito que estoy luchando con ella en este mismo instante y es un momento difícil, pues a medida que la escritura se hace lenta y las ideas no aparecen en mi mente, el llamado de mi cama se intensifica y se vuelve sublime. "Dormir, un poco más. Hoy sí puedo, tal vez pueda hacer esto más tarde. Sí, más tarde." No hay más tarde.
"¡Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando!"- Pablo Picasso. Pero, ¿y si no llega? ¿sigo trabajando?
Según la RAE la palabra procrastinar significa diferir o aplazar. Según el artículo "Cinco consejos para dejar de procrastinar" de la página web del diario El País esta es " una palabra real tan traída del inglés que prácticamente es hipster". Tal vez por ello muchos de los que no somos considerados hipster conocemos este estado como "chorreo".
Sin embargo, la verdad es que debemos atacar este estado desde el principio, a menos que decidamos vivir en un constante estrés en el que debemos correr, volar y hasta imaginar que podemos usar una función turbo para acabar con todo lo que tenemos que hacer. Por ejemplo: es de madrugada y tienes que levantarte para ir a estudiar, trabajar, a un compromiso, pero lo que haces es apagar el despertador. Piensas que agregar cinco minutos más de sueño será igual a dormir toda la noche (los cinco mejores minutos) y hasta a veces imaginas que te bañas, te cambias y ¡ya! Estas listo. Todo mientras duermes… pero no es así. Lo que ocurre durante esos cinco minutos es que no son verdaderamente cinco minutos, ahora se han convertido en diez, quince, veinte y… estas tarde. Y no, no estás listo.
Por ello he buscado algunos consejos interesantes que podrían servir si los utilizamos desde ahora y no los dejamos para algún otro inexistente día.
Organízate, utiliza una agenda, tu celular, calendarios, aquello que se te haga más fácil y que lleves siempre para poder anotar al instante tus actividades. También es importante que lo veas, pues muchas veces escribimos y no revisamos lo que apuntamos. Entonces, ¿de qué sirve?
Crea horarios, puede ser de ayuda que organices tu día según los momentos que tienes para hacer cada tarea y que además te des un espacio de descanso. Siempre es una buena idea poder tener algún tiempo de ocio para relajarte y volver a trabajar con mejor disposición.
Si tienes una tarea rápida, usa la regla de los dos minutos. No pienses en cuando hacerla y hazla. Es importante tomar decisiones. Muchas veces no procrastinamos porque estamos distraídos, sino que lo hacemos porque estamos pensando en cuando hacerlo y así perdemos tiempo.
Si se te hace muy difícil cuéntale a las personas sobre algunas de tus actividades por hacer, siempre al decirlo se hace más claro y además podría ayudar que te lo recuerden de vez en cuando.
Y por último pero no menos importante, guarda el celular, aléjate del televisor, cierra el Facebook, no abras Twitter, ni hagas las tareas en tu cama si sabes que lo más probable es que te quedes dormido. Tan solo eso.
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