Para: Dario Muñoz <muñoz_de@up.edu.pe>
Fecha: 6 de junio de 2016, 04:21 a.m.
Asunto: RE: Inasistencias reiteradas
Estimado profesor:

¿Qué vas a hacer cuando no esté? Me preguntó un sábado por la mañana, cuando compartíamos el desayuno. No sabes hacer nada, me dijo; y nos reímos. Hace mucho tiempo no la veía reír con tanta intensidad. Siempre que hablábamos lo hacíamos en voz baja, para que mi hermano menor no nos escuchara. En casa éramos solo los tres: mi madre, mi hermano y yo. Mi padre nunca estuvo y menos ahora que la cosa no pintaba nada bien.
Le confieso, estimado profesor, que cuando mi madre me preguntó eso no supe qué responderle. Por ese entonces había practicado un par de meses, pero había renunciado porque quería dedicarle más tiempo a mis estudios y porque el trabajo no era un tema prioritario para mí. A pesar de que nos reímos, me hubiese podido responderle algo para que estuviese más tranquila. Pero también sabía que, tarde o temprano, iba a poder decirle algo mejor.
Y así fue: dos días antes de perder a mi madre me acerqué a ella y le dije, mirándola fijamente a los ojos: “ya tengo trabajo”. Ella sonrió, llevó sus manos a mi rostro y me dijo: “me da mucho gusto. Eso quiere decir que ahora eres, oficialmente, el hombre de la casa”. En ese momento entendí que el final estaba cerca y que su muerte era inevitable. Sin dudarlo me acerqué y le di cien besos. Me arrepiento, profe. Debí haberle dado mil.
Le prometí, también, que cuidaría de mi hermano menor. No niego que es difícil, pero hay momentos en la vida en los cuales uno tiene que demostrar de qué está hecho. Yo solo quería demostrarle a mi madre que el esfuerzo valió la pena, que ya tengo trabajo, que me gusta lo que hago y que quiero dedicarme a esto el resto de mi vida. No puedo renunciar, profesor. Quiero llevar una vida de la cual ella se pueda sentir orgullosa. Así que espero estar en el camino correcto.
Sé que eso me ha hecho descuidar las clases. Lo admito. Pero le prometo que no volverá a pasar. A pesar de que el seguro oncológico cubrió todos los gastos y dejó un dinero que nos permite estar tranquilos, quiero enseñarle a mi hermano menor que la educación es el único medio para salir adelante y que el trabajo debe llegar solo como una consecuencia.

Le mando un cordial saludo y le agradezco por su correo, pero, como ya sabe, no puedo renunciar.
Atte.
Henry Montalbán.
Pd: Si te gustó este artículo, no te olvides de compartirlo y de seguirnos en fb: www.facebook.com/vozactual
Es basado en la vida real?
ResponderBorrar