El Perú que se va, el Perú que se viene

Escribe: Santiago Paz

Falta menos de 10 días para que PPK se ponga la banda presidencial, en medio de expectativas e incertidumbre. Ollanta Humala se retira de Palacio tras cinco años que se pasaron sin mayor novedad. No se cumplieron muchos de los desastres que se auguraban cuando salió elegido, pero tampoco se realizó la “gran transformación” que prometía. Predecir en el 2011 la realidad del Perú para el 2016 era tan difícil como ahora intentar vaticinar la situación del Perú al 2021, nuestro bicentenario. Tal vez no cambien muchas cosas, tal vez se continúen reformas importantes o se emprendan cambios necesarios. El plano económico no promete muchas sorpresas (estabilidad monetaria, promoción de la inversión y cuentas claras). A diferencia de 2011, parece que ahora existe más confianza en este aspecto. Pero no todo es fácil y se empiezan a vislumbrar otros grandes desafíos. Entonces… ¿Qué situaciones no podemos dejar de revisar y estar atentos? Proponemos 3 puntos importantes.

1. ¿Un país reconciliado? Además de la polarización entre fujimoristas y antifujimoristas, PPK debe hacer frente a las críticas que seguirá recibiendo por su perfil empresarial y cercano a grupos de mayor riqueza (aunque a veces parezcan forzadas, estas críticas son inevitables). Por ello, con mayor razón es importante que el Gobierno apueste fuertemente por los sectores más desfavorecidos y procure mantener una relación cercana con la población, generando confianza. Es necesario promover políticas que vayan más allá del crecimiento y busquen una mayor igualdad de oportunidades. La designación de Cayetana Aljovín como Titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) no ha caído bien en ciertos grupos. Los programas sociales requieren un manejo especial, y no se guían por los mismos criterios que una empresa. Se deberá estar atento a los avances (o retrocesos) que se presenten al respecto. Por otro lado, se debe destacar la continuidad en educación.

2. Cuentas fiscales y formalización: La promesa de reducir el IGV funciona en campaña, pero ciertamente es difícil de implementar. Reducir el IGV disminuiría los ingresos del Estado, los cuales son necesarios para cumplir con varias de sus obligaciones, ya sea en Educación (sector en el cual se anhela llegar a un gasto equivalente al 6% del PBI), infraestructura, programas sociales u otros más. Además, no se puede esperar que la reducción del IGV conlleve un aumento inmediato de la formalización, y con ello de la recaudación. Se requiere un esfuerzo especial para lograr dichos objetivos, y es un proceso más complejo. Los “costos” asociados a la formalización son altos (incluso si se reduce el IGV) mientras los beneficios de hacerlo no son percibidos por la población. Es importante apostar por lo segundo y promover una nueva dinámica tributaria con beneficios especiales para los contribuyentes. Así, las personas le ven un sentido mayor a la formalización.

Será posible un shock de inversión?

3. Conflictos sociales y descentralización: Otras batallas complicadas. Las sufrieron Toledo, García y Humala. Para este Gobierno el reto es grande. En primera vuelta, Keiko, Verónika, e incluso Gregorio Santos en Cajamarca, recogieron bien el voto del interior del país. Los conflictos sociales cuestan caro al gobierno de turno, como pasó con el Baguazo y Conga. Es un punto crítico para PPK, por lo que requiere un esfuerzo especial y mucha voluntad de diálogo. Los miembros del Gabinete deberá estar atentos y acercarse bastante a la población, con una actitud abierta y tolerante. Por otro lado, PPK prometió la creación del Ministerio de Apoyo a las Regiones para fomentar un mejor uso del gasto público en gobiernos subnacionales y con ello favorecer la descentralización. Habrá que observar cómo se implementa.

Bonus: Especialmente en las ciudades, el control de la delincuencia es fundamental. A Humala le costó bastante. Se requiere un liderazgo fuerte y decisiones consecuentes. Es otra situación a seguir.

¡Esperemos que se vengan 5 años de progreso!