Escribe: Teodoro Crisólogo
Pese a las duras críticas que recibe el gobierno saliente, existen algunos aciertos que valen la pena considerar para los próximos cinco años que se vienen. Entre ellos, aparece una figura bastante mediática que se ha ganado el cariño de todos los peruanos por su trabajo en el sector educación. Sin embargo, su trabajo deja un legado que va más allá de ese sector.
Son pocos pero son. Así se podrían describir a los aciertos y logros en el gobierno de Ollanta Humala (OH). Lo mismo podría decirse del número de personajes dentro del Ejecutivo que aún cuentan con algo de dignidad aprobación. Sucede que OH ha tenido unos cinco años de presidencia que no han sido del agrado de algunos líderes de opinión amantes del PBI, la inversión y las cuentas fiscales. Este sentir se ha propagado a tal punto que se llegan a utilizar calificativos como “lo peor desde 1990” para referirse a lo sucedido bajo la tutela de OH. Sin embargo, limitar la evaluación de un gobierno a indicadores macro es tan desacertado como juzgar a un libro por su portada.
Con el Plan Selva, los ambientes ahora fomentan el aprendizaje ... |
Existen aspectos cruciales para
nuestra productividad que han tenido avances sin precedentes y cuyos resultados
han provenido de una reforma silenciosa que se ha gestado dentro de algunas
organizaciones del Estado. Y los cambios más rápidos y notorios se han vivido
en el campo educativo. Lo hecho por el grupo de gente que ha tomado las riendas
del Ministerio de Educación (MINEDU) ha reavivado la esperanza de tener un
gobierno que trabaje para la gente.
... y también las actividades al aire libre, como su buena pichanguita. |
La renovación en el estilo de hacer gestión
pública ha dejado resultados altamente sorprendentes. Los aprendizajes en
matemática y comprensión lectora de los estudiantes mejoran a ritmos nunca
antes vistos, los salarios de los maestros vuelven a ser competitivos después
de décadas, la infraestructura educativa llega de forma innovadora a lugares
olvidados como la selva (ver fotos de la derecha ) e incluso se puede tener
información mensual de la situación de los colegios a nivel nacional a través de
modernas plataformas como Semáforo Escuela.
Si se necesitase darle un nombre y apellido al responsable de lo descrito anteriormente, tal vez todas las luces apunten a Jaime Saavedra, actual ministro y la figura más mediática de la reforma educativa emprendida en este gobierno. Saavedra ha representado ese espécimen poco común que combina el perfil técnico y político que tanto se necesitaba en el Ejecutivo para llevar a cabo reformas cruciales. ¿Político? Sí, su habilidad en el terreno político se vio puesta a prueba a la hora de pasar leyes polémicas al Congreso y lograr su aprobación, como fue el caso de la Ley Universitaria que intentaba salvar a la educación superior de los intereses de algunos inescrupulosos individuos. Pero más allá de rendir un tributo a una persona en particular, lo más importante es que Saavedra ha personificado esa renovación en la gestión pública que era vital para mostrar que se pueden generar grandes cambios, y en poco tiempo, desde el Estado.
Y tal vez ese sea el legado más importante (pero menos cuantificable) que deja Ollanta, ya que genera incentivos a que más personas puedan interesarse en poner su talento y esfuerzo al servicio del Estado. Más perfiles de este tipo podría ser lo que necesite el país para poder tener un gobierno que funcione y brinde oportunidades pa’ todos. Pues la combinación de un trabajo de distintos profesionales que sepan canalizar las demandas de la población es lo que se requiere dentro de la esfera pública. Necesitamos, digámoslo así, Saavedras que lideren cambios en las organizaciones del Estado y las pongan al servicio de la gente, tal como ha sucedido con el MINEDU. Necesitamos más Saavedras que continúen llevando al Perú rumbo a la nota más alta.
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