Durante más de 30 años dos partidos se turnaron para gobernar España. Las elecciones del 20 de diciembre del pasado año marcaron una fecha histórica e inédita dentro de la política española, el bipartidismo llegó a su fin. El empuje de nuevas organizaciones políticas como Podemos y Ciudadanos, contrarias a las históricamente establecidas impulsó este cambio. Lo cierto es que el país de los superclásicos y los toreros aún no tiene presidente y su futuro todavía es muy incierto.
El Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), desde 1982 habían logrado la presidencia dos veces cada uno, instaurando un sistema político bipartadario casi inquebrantable, facilitados por la constitución. Uno ganaba las elecciones y el otro hacía de oposición, así de simple. El año 2008 fue nefasto para la economía mundial y dentro de la Euro Zona el país más afectado fue España. Bajo el gobierno de Zapatero (del PSOE) explotó una burbuja inmobiliaria que desencadenó una recesión impulsada por un producto bruto interno decreciente, desempleo y una deuda pública en aumento. Todos estos indicadores se agudizaron durante el periodo de Rajoy (del PP) en donde la tasa de desempleo juvenil llegó a ser del 60%, una de las más grandes en el mundo. Pablo Iglesias, joven profesor de ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid supo volcar la indignación de millones de jóvenes fundando Podemos, un partido de izquierda que exigía reformas en el sistema político mediante una agenda social inclusiva y alejando al gobierno del sistema del bipartidismo. El discurso fresco y de cambio esperanzador para las masas españolas del habilidoso y carismático Iglesias, hizo que podemos se estableciera como una tercera fuerza política sólida de cara a las elecciones de diciembre. Asimismo, el movimiento Ciudadanos logró ganar millones de simpatizantes con Albert Rivera a la cabeza, una suerte de Pablo Iglesias de derecha liberal, pero con el mismo discurso de cambio.
Los resultados de las elecciones fueron los siguientes:
El PP ganó las elecciones. ¿Esto hace a Mariano Rajoy presidente de España una vez más?...tristemente no. A diferencia de nuestro país, en España se desarrolla un sistema electoral parlamentario (y no presidencial). Es decir, las personas votan solamente por congresistas y sus respectivos partidos y no por una persona como jefe de gobierno. Son los congresistas electos que luego, entre ellos, eligen a un presidente. Más complicado ¿no? Antes este sistema resultaba fácil para el PP y el PSOE, el partido que ganaba las elecciones elegía a un presidente por mayoría absoluta. En estas elecciones Podemos y Ciudadanos cambiaron el espectro totalmente. Es posible decir que en estas elecciones no hubo ganador ya que ninguna agrupación logró obtener 176 diputados, cifra mínima para formar gobierno.
¿Y ahora, que pasa?
Se debe establecer un gobierno de coalición. Esto sugiere la peor de las pesadillas para los partidos hegemónicos PP y PSOE. En ningún pasaje de la historia estos partidos habían tenido que negociar con minorías con la única opción de formar un co-gobierno. Las últimas semanas han estado cargadas de negociaciones entre los distintos partidos para formar alianzas en donde Pablo Iglesias de Podemos y Albert Rivera de Ciudadanos tienen contra las cuerdas al resto de partidos y ellos lo definirán todo. Una racional alianza entre las derechas de PP y Ciudadanos ha quedado descartado por no llegar al mínimo necesario. Una utópica alianza entre el PP y el PSOE ya no es vista como descabellada bajo la premisa de evitar que Podemos llegue al poder. Finalmente, durante el último fin de semana una alianza de izquierda entre el PSOE y Podemos con la ayuda de Izquierda Unida ha cobrado fuerza y se posiciona como la de mayor posibilidades para gobernar. En esta, Pedro Sánchez candidato del PSOE sería presidente e Iglesias su vice-presidente. Si bien los dos partidos basan su ideología en un Estado de bienestar, esta alianza aún está por concretarse ya que representaría un giro en el discurso de los dos partidos. Para las bases históricas del PSOE, el partido de Iglesias representa un proyecto político improvisado y populista. Mientras que uno de los pilares de la formación de Podemos es el rechazo a la izquierda poco representativa y corrupta del PSOE.
En conclusión se puede decir que el que logró el primer puesto en las elecciones ha perdido, el tercero ha ganado y el segundo puede ser presidente. Hasta el día de hoy los españoles desconocen quien será su presidente. Dentro de los próximos días alguna de estas alianzas debe concretarse pero la verdad es que nadie sabe que es lo que pasará. España representa un claro ejemplo de lo que puede llegar a suceder cuando dos partidos gobiernan de forma ininterrumpida, sin opciones de alternancia dejando de lado una representación de minorías. Fueron los mismos partidos hegemónicos que mediante su ineficiente respuesta a diferentes problemas sociales y actos de corrupción lograron el rechazo de millones de españoles. Los partidos grandes gobernaban a base de las personas insuficientemente representadas, esto ya no sucederá más en España.
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