Escribe: Diana Vásquez Villanueva
En medio de tanta política y tanta rutina, en la sección de los lunes de cultura en VA siempre tratamos de romper un poquito los esquemas proponiendo temas y preguntas un tanto distintas. Hoy, planteamos una cuestión bastante relevante. ¡Cómo has cambiado, pelona!
Gracias #Perú |
Una afirmación de este calibre requiere, por parte del interlocutor, de un conocimiento bastante profundo de la persona a la que se dirige. Ya sea para decirle que ha cambiado mucho o que en realidad no ha cambiado nada, ese concepto del cambio, es el que quiero tratar hoy.
En principio, creo que no siempre es fácil darse cuenta cuando una persona ha cambiado. Además, los cambios personales tienen distintos niveles, desde las actitudes más superficiales hasta los principios morales y todos ellos, en conjunto, transforman a las personas de una versión de ellas a la siguiente. Ahora, es distinto ver los cambios desde fuera que notarlos cuando se llevan por dentro. Y muchas veces, por muy paradójico que sea, estos se dan de forma tan lenta y silenciosa que ni nosotros mismos nos damos cuenta de cómo nos estamos volviendo “alguien más”.
En este sentido, creo que para tener una idea clara de cómo cambiamos, es clave conocernos. Pues solo así sabremos cuándo nos estamos volviendo alguien distinto. Para esto, hay algunas preguntas clave que nos pueden ayudar.
Aplica no sólo para filósofos. |
Efectivamente, ¿quiénes somos? ¿Qué queremos? ¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es nuestro rol en el mundo? Todas, preguntas cuyas respuestas son las que definen cómo hemos cambiado. Por más que no necesariamente alteren lo que hacemos a diario, solo en ese delta se puede ver cómo va cambiando el rumbo de nuestras vidas.
Con respecto a todas estas preguntas, creo que siempre he tenido pocas respuestas. Por ejemplo, cuando pienso en quién soy, no puedo evitar poner una serie de condiciones antes de esbozar una respuesta más o menos definitiva. Empiezo de lo general a lo particular con un conjunto de palabras sueltas que poco a poco van tomando forma. Elijo un ancla, una idea que parece consistente y sigo. Es difícil. Ahora parece que soy una persona difícil, pero no lo creo. Sólo insisto en que es difícil definirse a uno mismo (al menos, para mí).
Un día me pregunté por qué tenía que hacer tantas notas al pie antes de responder esta pregunta y me di cuenta de que lo hacía porque intuía que mi “yo” era cambiante. En realidad, este insight es una cuestión filosófica que ha existido desde hace unos cuantos siglos y es particularmente central en la filosofía experimental (que fusiona las preguntas tradicionales de la filosofía con metodologías de la psicología moderna para hallar respuestas). Esta plantea preguntas acerca la esencia de las personas, cómo cambiamos y otra cuestión realmente intrigante, dónde termina nuestro “yo” y empieza el resto.
Al fin y al cabo, los cambios personales están directamente relacionados con los cambios en nuestro entorno. Yo creo que todos tenemos una esencia, pero que hay cambios profundos que pueden llegar a modificarla, hasta cierto punto. Aun así, lo importante es ¿qué tan bien te conoces? ¿Cuánto has cambiado en el último año? Creo que si puedes acercarte a responder estas preguntas, habrás recorrido gran parte del camino.
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