Escribe: Edicson Luna
El desarrollo nos ha llevado a niveles de producción muy altos como resultado de que las empresas, en la mayoría de casos, han utilizado como estrategia competitiva la diferenciación del producto (sin importar cuán mínima sea esta). ¿Qué nos dice el psicólogo americano Barry Schwartz acerca de esto y en qué ejemplos podemos apreciar eso que nos dice?. Dice de otro modo, ¿tener más nos ha llevado a sentirnos mejor, o ha hecho nuestra vida mucho más complicada?
En las pasadas elecciones, Jürgen Schuldt sacó un artículo en El Comercio llamado “De mermeladas y candidatos”[1] donde analizaba como la gran cantidad de candidatos producía ansiedad, confusión y
pesimismo en los electores. Esto, decía Jürgen, es resultado de lo que Barry Schwartz denominó “The paradox of choice” (la paradoja de la elección). Para este psicólogo americano, habían tres razones por las que esto pasada: 1. el tener tantas opciones para elegir no te libera sino te paraliza. Así, pospones tu elección para el otro día, cada día, hasta que te olvidas que debes tomar una decisión. 2. tu satisfacción disminuye como resultado de que pensaste que la gran cantidad de opciones te llevaría a tomar una decisión perfecta; e incluso, si tu decisión fue casi perfecta, el hecho de haber tenido las expectativas tan altas te restó utilidad (que en el lenguaje de los economistas es sinónimo de satisfacción). 3. El costo de oportunidad aumenta al tener tantas opciones de donde escoger y es fácil pensar que con otra alternativa se hubiese estado mejor.
En su artículo, Jürgen utilizaba como ejemplo a las mermeladas. Se basó en un experimento realizado en una tienda californiana donde se pudo apreciar como cuando se ofrecieron menos variedades, se vendió más. Por su parte, Barry Schwartz habla de un estudio que se realizó de inversiones en planes de retiro voluntario. En él mostraba como cada vez que aumentaban la cantidad de fondos, la tasa de participación caía. Así, con tantísimos fondos para escoger, la decisión se puede tornar bastante difícil
y te dedicas a posponerlo indefinidamente, tal como lo mencioné el párrafo anterior.
Por mi parte, con un sustento no científico o estadístico, sino más empírico, hablaré sobre tres ejemplos más para la paradoja. Uno será basado en lo que les ha sucedido a algunos de mis amigos, otro sobre lo que en podido ver en el negocio familiar y un último acerca de algo que me sucedió a mí:
1. Desde que salí del colegio, y aun algunos años antes, he podido ver la dificultad que enfrentan muchos de mis amigos a la hora de decidirse por alguna carrera. Y es que, a diferencia de antes cuando se estudiaba lo mismo que los padres o lo que ellos decidieran, hoy en día, nos vemos enfrentados a un listado inmenso de opciones para estudiar (solo en cinco minutos en google pude contar más de 40). Esto por lo general, aunque genera emoción, nos puede llevar a tomar una decisión, la más importante hasta ese momento de nuestras vidas, de manera precipitada y de la que después podríamos retractarnos, es especial cuando nos damos cuenta que eso no es lo que queremos hacer por el resto de nuestras vidas. Esto ha llevado a varios de ellos a “pensarlo mejor” y ahí se han quedado. A muchos otros (entre los que me incluyo), nos ha llevado a cambiar la carrera en la que habíamos iniciado.
(Todo estaba mejor antes, cuando todo era peor.) |
3. Este año, decidido a no perder mucho tiempo en un mall, fui a una tienda de ropa interior y adquirí 10 polos de los que se usan por dentro de las camisas, eso sí, de distintos colores. Tengo que reconocer que mis expectativas eran de cierta manera bajas, ya que solo intentaba buscar algo que me fuera útil para ir a la universidad; Sin embargo, los distintos usos que les he podido encontrar y, sobre todo, la cantidad de dinero que me ahorré generaron que mi utilidad recibida en comparación con la esperada fuese muchísimo mayor.
Bruce Schwartz le llama a lo siguiente el dogma oficial: “si estamos interesados en maximizar el bienestar de nuestros ciudadanos, deberíamos maximizar la libertad individual”. Luego, muy bien lo relaciona con lo que los economistas llamamos “El Óptimo de Pareto” para justificar como una mejor redistribución de los recursos traería beneficios para todos. Es decir, si aquellos países con muchos recursos enviaran alguna parte de la gran cantidad de bienes que tienen a los países más necesitados, no solo estos últimos estarían mejor, sino que los primeros tendrían una vida mucho más fácil.
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[1] http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/mermeladas-y-candidatos-jurgen-schuldt-noticia-1873047
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