jueves, 2 de julio de 2015

¿Del aborto y otros demonios?: la importancia de un buen policy-making frente a las implicancias de nuestras leyes

Escribe: Verónica Díaz

Entre hippies, liberales y feministas, las etiquetas siempre existirán, pero lo que es cierto es que el Perú (¿Lima…?) está pasando por una etapa de cambios en el cual el activismo está cobrando fuerza. Desde movilizaciones por una Lima planificada, la promoción de igualdad de derechos a través de la unión civil, y finalmente la sensibilización por los derechos de la mujer: #SílbaleATuMadre, #MarchaPorLaVida, #DéjalaDecidir. Muchos dirán que todo tiempo pasado fue mejor (#HattersGonnaHate), y definitivamente no creo que sea generacional, lo que sí, es que cada vez hay más grupos organizados que están presionando al Gobierno Central por hacer valer sus derechos a través de proyectos de leyes, entre otras iniciativas.


A fines de Mayo, la Comisión de Justicia del Congreso, archivó el proyecto de ley que apoyaba la despenalización del aborto en casos de violación sexual, pero el debate no ha terminado. En un mes, este se reanudará[1]

¿Qué dice la ley?: despenalización del aborto por violación

Aborto… ¿Terapéutico? No, el proyecto de ley es exclusivo para el aborto por violación, es más, el aborto terapéutico ya fue debatido y actualmente ya se tiene una reglamentación sobre la materia. En Junio del 2014, el Ministerio de Salud emitió una “Guía Técnica Nacional para la Estandarización del Procedimiento de la Atención Integral de la Gestante en la Interrupción Voluntaria por Indicación Terapéutica del Embarazo Menor de 22 Semanas con Consentimiento Informado” (RM Nº 486-2014) en la que se especifica 10 condiciones médicas de la gestante, en las que se amerita evaluar la interrupción del embarazo[2]. Este reglamento no deja de causar polémica, pero tiene que quedar claro que el nuevo proyecto de ley que se encuentra en la mira (Nº 3839/2014-IC) se refiere a la despenalización del aborto por violación, y el debate surge a partir del artículo 120 del Código Penal, el cual señala lo siguiente:


El aborto será reprimido con pena privativa de libertad no mayor a tres meses:
1.      Cuando el embarazo sea consecuencia de violación sexual fuera de matrimonio o inseminación artificial no consentida y ocurrida fuera de matrimonio, siempre que los hechos hubieren sido denunciados o investigados, cuando menos parcialmente, o
2.      Cuando es probable que el ser en formación conlleve al nacimiento graves taras físicas o psíquicas, siempre que exista diagnóstico médico.

Es en este punto, donde muchos nos preguntamos y aludimos al argumento del “doble abuso”, ¿es justo volver criminal a una persona que originalmente fue víctima? En esta línea, lo que propone el proyecto de ley es modificar el artículo 119 del código penal a que el aborto por violación no sea punible, que el inciso 1 del artículo 120 sea derogado y promover que se ofrezcan servicios integrales para las víctimas de violación sexual[3] Y sea cual sea el resultado, considero que este último es uno de los puntos más importantes y sobre el cual el policy-making cobra mayor importancia: reglamentar y proveer de asistencia. ¿Una ley y luego qué?

¿Qué dice la friki-economía sobre el aborto?


Puede que este parezca un mega paréntesis sobre el tema, pero uno de los capítulos más controversiales del libro “Freakonomics”, el cual se basa en un paper publicado por uno de sus autores estudiaba lo siguiente: “El impacto de la legalización del aborto sobre el crimen”[4]. La investigación mide el efecto del aborto sobre el crimen (tanto para crímenes violentos y crímenes a la propiedad), a través de diferentes estados utilizando las siguientes variables de control: población en la cárcel en t-1, número de policías en t-1, desempleo del estado, ingreso, pobreza, pagos de asistencia pública a familias con hijos dependientes, consumo de cerveza (como proxy de factores que inciden sobre la violencia) y año en el cual el estado permitió el uso de armas de fuego bajo “ciertos criterios”. Los hallazgos determinaron un efecto inverso entre la tasa de abortos y la tasa de criminalidad, aún controlado por todas las variables expuestas. (Floro económico para decir que aislando el efecto de muchos factores que pueden influir sobre la tasa de crimen, el aborto expresa un efecto negativo sobre la tasa de criminalidad) ¿Controversial? Definitivamente, y suscitó bastante debate al respecto. Entre los argumentos sobre los cuales se sustenta el paper podemos resaltar los siguientes[5]:

5 estados legalizaron el aborto 3 años antes de Roe vs. Wade[6] y el crimen comenzó a caer tres años antes que en los demás estados. 
Las posibilidades de acceder a un aborto difieren entre estados. En este sentido se diferencian dos grupos (estados con alto acceso y bajo acceso) y controlando por estas variables se puede observar que poseen patrones de crimen similares a los expuestos por la hipótesis de Donohue y Levitt. 
Evidencia de Canadá, Australia y Rumanía apoyan esta hipótesis.
Te invito a que leas un poco más del paper y leas el artículo original de freakonomics. Pero lo que quiero resaltar sobre este punto, es que, contrario a muchas críticas, estos hallazgos no eran objeto de una medida de política, nadie (de repente me equivoco) pretendería implementar como política de Estado la despenalización del aborto con el fin de reducir la criminalidad. Y es que existe una delgada línea entre lo expuesto por los papers y lo que implementan los policy-makers. En este sentido, vuelvo al escenario nacional y me pregunto nuevamente… y si se despenaliza el aborto por violación sexual, ¿luego qué?

PRO-CHOICE vs PRO-VIDA

No considero que sea correcto etiquetarnos como pro-choice o pro-vida. Mi postura personal es definitivamente la libertad de elección (así que disculparán el sesgo del artículo), pero considero que dentro de la libertad de elección uno puede ser “pro-vida”, y que ambos no son excluyentes. Pero no me pondré exquisita, así que de ahora en adelante, hablaré de un bando y del otro para explicar algunas posturas y mi opinión personal:

Pro-vida

Más que centrarme en el debate moral sobre nuestro derecho o no a decidir sobre la vida de otro, quiero explicar algunos de los argumentos utilizados del lado pro-vida que considero bastante válidos y que deberían ser tomados en cuenta más allá del dilema moral.

Del lado “pro-choice” uno de los argumentos más utilizados es que se reducirían las tasas de mortalidad por abortos clandestinos, y el lado “pro-vida” responde que esto no es así: 

“(…) Esta tendencia constante refleja los avances en todos los campos de la medicina. La introducción de métodos abortivos, tanto legales como ilegales, que presentan menos riesgos para la madre tienen un impacto despreciable en el descenso de la tasa de mortalidad materna. El Dr. Bernard Nathanson ha dicho: “De hecho, la reducción en la mortalidad materna se ha debido en gran parte, sino totalmente, a los avances en las técnicas de medicina[7]” 

Leer esto me hizo preguntarme a qué se estaban refiriendo realmente… porque una cosa es hablar de mortalidad materna y otra cosas es hablar de mortalidad materna sobre las mujeres que practican abortos ilegales… Las mayores tasas de mortalidad materna en Sur América las presentan Bolivia y Perú, cuyas legislaciones permiten el aborto en algunos casos, pero donde la atención cualificada del parto es apenas del 35% y del 41% al 2008[8]. Pueden ser cifras desactualizadas, pero la pregunta sigue siendo válida, ¿qué pasará en el caso de la práctica de abortos en donde se pone en más riesgo a la madre?

  
Otro factor preocupante y utilizado del lado “pro-vida” es el proceso traumático que representa la práctica de un aborto y para optar por el mismo se requiere buena información. “Las mujeres pueden sufrir serios daños físicos, psicológicos y emocionales, e incluso la muerte como resultado de abortos legales practicados en las mejores condiciones”. “Después de un aborto legal, aumenta la esterilidad en un 10%, los abortos espontáneos también en un 10%, y los problemas emocionales suben del 9 al 59%.”[9]. Y esto es sólo algunas de las consecuencias que implican estas prácticas. 

Leer estos argumentos, me llevó a resaltar nuevamente cuan importante es que se debata sobre el tema, y que el estado reconozca si está en la capacidad de atender estas prácticas. Creo que el argumento va más por el lado de cuestionar si es que el Estado es capaz de asumir las consecuencias del proyecto de ley, no por el lado de que las mujeres opten por estas prácticas, en caso se despenalice el aborto, se encuentren más inseguras. El lado “pro-choice” también busca que se reduzca la asimetría de información y las prácticas clandestinas, con lo cual las mujeres estarían más enteradas de las consecuencias de sus actos y los efectos que pueden tener para su futuro.

Pro-choice

Esta sección de estadísticas la llamaré “Eguren no te salvas” y es una recopilación de datos que encontré en todos los medios que quisieron responder al respecto:

El Instituto Nacional Materno Perinatal (la ex Maternidad de Lima) el 14% de los embarazos adolescentes registrados durante el 2014 fue producto de violación.

La revista Human Nature en el 2003, investigadores norteamericanos determinan que el 6.5% de las violaciones puede terminar en embarazo. 
Un estudio europeo sobre las posibilidades de que ocurra un embarazo en diversos días del ciclo menstrual y publicado en la revista Demographic Research en el 2000, investigadores italianos encontraron que si la relación sexual ocurre dos días antes de la ovulación, la posibilidad de embarazo puede llegar al 25%. 
Contabilizando el número de violaciones que ocurrieron en esas mujeres durante ese tiempo, los autores calcularon que la probabilidad de que una violación cause un embarazo es del 5% por cada violación, lo cual produce 32.101 embarazos por violación cada año en los Estados Unidos (50.000 para la población actual). 
Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en el año 2010 el 34% de niñas y adolescentes entre 10 y 19 años de edad que fueron atendidas en los servicios de los centros de emergencia mujer por ser víctimas de una violación sexual resultaron embarazadas. Para la Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), entre las principales causas directas de muertes maternas en adolescentes se encuentra el aborto inseguro (29%). 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay 42 millones de abortos al año en todo el mundo y 20 millones de estos son clandestinos o ilegales. 
Según la OMS, los abortos “inseguros” causan aproximadamente 65,000-70,000 muertes maternas al año. 

Las cifras son preocupantes, los casos aún más; son mujeres y por sobretodo niñas a las cuales se las condena de criminales luego de haber sido violentadas. Los abortos ilegales no van a dejar de existir y probablemente muchas mujeres y sobretodo niñas mal informadas, sigan acudiendo a ellos. Nuestro país lidera la tasa de denuncias por violación sexual en Latinoamérica, y el mínimo indispensable que se le podría exigir al Estado es que genere prácticas en las que se proteja a este sector de la población. ¿Con qué derecho el Estado condena a la cárcel a una mujer que falló en proteger? A la qué no le atienen las denuncias… De la que se ríen en su cara. Sé que no exagero y es triste. 

Sí es verdad que no todos los casos derivan en embarazos, y sinceramente admiro a aquella mujeres que DECIDEN llevar el embarazo. Mujeres que son capaces por sobretodo, de perdonar, no al padre, pero al acto y que no ven en sus hijos el acto de violencia. Una mujer a la que admiro mucho y se desempeñó como sicóloga me contó un caso de un niño producto de una violación: “Mi mamá no me quiere, y sé que no me va a querer”. ¿Adopción? ¿Atención sicológica para la madre? Definitivamente en algo se está fallando y no podemos atribuirle la responsabilidad a esta mujer que tuvo a su niño a los 12 años. 

Es fundamental entender de qué público objetivo estamos hablando. Si bien la ley repercute en todas las mujeres, siento que no me equivoco cuando opino que gran parte de los abortos ilegales se practican de manera clandestina e insegura, por futuras madres que no tienen las posibilidades económicas de asumir la responsabilidad que implica un hijo. En caso el proyecto de ley se apruebe, lo mínimo indispensable y lo más importante es asegurar que la información sea accesible y los servicios para atender estos casos se encuentren en óptimas condiciones. Y, en caso se opte por proseguir con el embarazo, que se brinde soporte sicológico y todo el acompañamiento que sea necesario para la futura madre. 

El aborto es una experiencia traumática. Es una realidad a la que tú y yo probablemente somos totalmente ajenos. En algún momento me he cuestionado a mi misma, y me he preguntado si es que en una posición como esa abortaría. Siempre me niego a responder, ya sea porque tengo miedo a que si digo que sí, me cataloguen de criminal y cobarde, y si digo que no, me sentiría completamente hipócrita porque me moriría de miedo… mis planes, mi futuro, mi vida (yo, yo, yo). Pero ahí está el poder de la elección, porque sé que si opto por el sí, probablemente mi yo presente se sienta más tranquila, pero me levantaré al día siguiente con un dolor que de repente no podría soportar, y es algo con el que no podría vivir por el resto de mi vida. Pero de repente otras personas sí, y eso no lo cuestionaré. No es aborto indiscriminado, es una causa justa. Espero que con criterios justos y políticas coherentes. 



[1] Gracias a un amigo abogado entendí que sobre la base del cambio de legislatura o nuevos hechos ocurridos, se puede reabrir la conversación sobre un tema puntual.
[2]http://www.clacaidigital.info:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/544/Peru_MINSA-GUIATECNICAAbortoTerap%C3%A9utico2014.pdf?sequence=3
[3] http://www.teleley.com/normas/octubre14/534214.pdf
[4]http://pricetheory.uchicago.edu/levitt/Papers/DonohueLevittTheImpactOfLegalized2001.pdf
[5] http://freakonomics.com/2005/05/15/abortion-and-crime-who-should-you-believe/
[6] Roe vs. Wade es el nombre del caso judicial por el cual se reconoció en 1973, (por fallo dividido) el derecho al aborto inducido en Estados Unidos.
[7] Departamento de Censos. Libro de Información Nacional y Guía para Fuentes, Extracto Estadístico de los Estados Unidos 1997. Washington, D.C.: U.S.Government Printing Office. Tabla 123, “Tasas de Mortalidad Infantil, Materna y Neonatal, y Ratios de Mortalidad Fetal por Raza, 1980 a 1994”. 55 Ibíd.”
[8] [9] http://www.manosunidas.org/publicaciones/boletines/boletin_zip/BOLETIN%20172.pdf



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