Escribe: Gonzalo Vásquez
Escuchas música relajado en tu cama, cuando te percatas que se malograron tus audífonos y necesitas unos nuevos. Puedes –como usualmente ocurre— ir a la tienda de tu preferencia y comprar unos nuevos, o presionar el botón de “imprimir” y obtenerlos en la comodidad de tu hogar. Las impresoras 3D existen desde 1980 aproximadamente, pero en la actualidad estas máquinas se empiezan a comercializar cada vez a menor precio, y algunos expertos señalan que la reducción de costos gracias a esta tecnología podría significar algo tan grande como la III Revolución Industrial. El quid del asunto está en comprobar si esta nueva tecnología es tan rentable como aparenta para un individuo promedio, y si realmente esta tecnología puede revolucionar la economía.
¿Cómo funcionan las impresoras 3D?
La tecnología que utilizan las impresoras 3D se conoce como manufactura aditiva, y he aquí el por qué. En primer lugar, se realiza un dibujo técnico o anteproyecto en la pantalla de tu computadora y se le asigna volumen y color a gusto del diseñador. Luego se oprime “imprimir” y la máquina empieza a armar el objeto, ya sea depositando material de una boquilla o soldando finas capas de metal o plástico. Así, los objetos se construyen capa a capa. Lo increíble de esta tecnología es que puedes obtener tus audífonos desde tu casa o tu oficina, sin necesidad de que sean producidos en una fábrica. Lógicamente, objetos más grandes —como repuestos de autos, partes de aviones, muebles e incluso casas –necesitan una impresora más grande. (The Economist, 2011)
No hay que ser un experto para manipular una de estas impresoras. Basta con revisar algunos reviews sobre este producto encontrar que por $400 puedes conseguir una impresora barata para principiantes. Según los que han experimentado con esta tecnología, practicar con los distintos modelos, texturas y archivos 3D es sencillo y te ayuda a ganar experiencia. Aunque todavía no se pueden crear artículos con cualquier material (sólo plásticos, resinas y metales), la impresión 3D presenta notables ventajas respecto al método convencional.
Ventajas y rentabilidad de la nueva tecnología
En primer lugar, se reducen costos al ya no tener líneas de producción como habitualmente existen en las fábricas. Segundo, como se utiliza un décimo de la cantidad de materiales, se genera un volumen mucho menor de desechos. En tercer lugar, la impresión 3D permite obtener una mayor precisión que el método convencional para ciertos diseños. Además, una de las mayores ventajas radica en el hecho de la producción personalizada, porque se produce cada item por separado y puedes crear los objetos a tu gusto y medida. La máxima expresión de un producto personalizado.
Expertos que llevaron a cabo un estudio en la Michigan Technical University indicaron que un hogar promedio puede ahorrar unos $2000 al año imprimiendo objetos de uso común. El equipo investigador de esta universidad estimó un ahorro notable incluso considerando un 20% de fallos en la impresión que podrían significar una nueva impresión del mismo objeto. Luego de un año de uso de impresoras 3D, los investigadores recuperaron la inversión y obtuvieron un retorno mayor al 200% en objetos que utilizamos en el quehacer diario. Este es sólo uno de los casos que muestran que la impresión 3D puede ser rentable hoy en día.
¿Y qué opinan los que mueven el mercado? Los CEOs de las empresas más grandes en el mercado de impresoras 3D, 3D Systems y Stratasys, indican (como ha sido tendencia últimamente) que actualmente se busca expandir el mercado mas que lograr ganancias por precio. De esta manera pueden empezar a comercializar complementos y servicios para impresoras 3D, los cuales tienen mayores márgenes de ganancias.
Revisemos algunas estadísticas. Según un estudio de Wohlers Associates, una firma que se encarga de estudiar este mercado, de 355 impresoras pequeñas (para uso cotidiano) comercializadas en 2008 se pasó a 70 mil en 2013. Otros expertos señalan que si se siguen reduciendo los costos como lo vienen haciendo, y si los consumidores se sienten a gusto con este producto, para el 2016 se habrán duplicado las impresoras comercializadas.
Implicancias económicas: un boom (literalmente) impresionante
Hasta ahora hemos visto un nuevo sistema de producción personalizado que es novedoso y al parecer reduce costos respecto al sistema convencional. Además, según ciertas investigaciones este método es rentable. Sin embargo, ¿es realmente la masificación de impresoras 3D un hecho que revolucionará la economía? Este sistema se utilizaba originalmente para crear partes de autos o aviones que luego se ensamblaban. El gran cambio se produce porque ahora la impresión 3D permite crear objetos terminados. Como se producen por separado, la masificación de este sistema permitiría personalizar cualquier tipo de producto, desde lapiceros hasta cohetes.
Producir bajo este modelo reduce las barreras a la entrada para manufactureros 3D que inician. Creando un prototipo 3D en tu computadora, puedes lanzar tu producto y si ver si existe un nicho para este. Si no es exitoso, lo retiras del mercado habiendo incurrido en pocos costos. Si atrae consumidores, sigue imprimiendo. Al disminuir los costos de error, la impresión 3D incentiva la innovación. (The Economist, 2011).
Algunos expertos afirman que el cambio será enorme. Afirman que se descentralizará la industria dado que cada uno puede producir desde casa. Así, ya no se necesitarían fábricas, lo cual revertiría el proceso de urbanización propia de la industrialización. Otros investigadores señalan ciertas tendencias sobre la mano de obra, e incluso ya se han formulado ciertas reglas sobre la propiedad intelectual con objetos creados en 3D. Es difícil afirmar qué ocurrirá en el largo plazo, tal vez lo único que se puede decir es que este sistema tardará muchos años en llegar a países subdesarrollados como Perú. Sin embargo, un nuevo y revolucionario método de producción está a la vuelta de la esquina, y al parecer está dando una muy buena impresión.
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