jueves, 29 de octubre de 2015

Economía del terror: ¿más trato que truco?

Escribe: Lucero Quispe


Hace algunas semanas, entre las cosas que ya no uso, pero aún conservo, encontré una máscara de brujita que usaba para salir a pedir dulces. Era de aquellas con un gorro y cabello gris incluido, tan bien hecha que parecía hasta real. Dejando la nostalgia de lado, puedo asegurar que así como yo, la gran mayoría salía vestido de Power Ranger, Princesa Disney o Spiderman para competir compartir con amigos los caramelos que los no tan generosos vecinos podían ofrecer #MePaganEnEspecie. Sí, se acerca el 31 de Octubre y con ello personas de todas las edades deciden disfrazarse; ya sea por dulces, ir a algún evento o simplemente realizar maratones de películas de terror #AlCaboQueNiQueríaSalir. Pero, lejos de ser alguna especie de “festividad”[1], Halloween es más una industria que mueve masas tanto de gente como de dinero. Por ello y dado que se ha convertido en casi una costumbre en la gran mayoría de países, no puedo evitar preguntarme ¿cuál es su impacto en la economía? 

 
Miremos un poco a nuestro alrededor. Casas, centros comerciales, peluquerías, cafeterías, en fin, todo lugar con colores negro y naranja, telarañas y fantasmas. ¡Imagínense como debe ser en Estados Unidos! En esta época, no faltan tiendas y hasta bodegas que ofrezcan una amplia diversidad de productos, desde disfraces, golosinas, pelucas, maquillaje, máscaras, juguetes y decoraciones; claro está a un precio más caro ajustado a esa mayor demanda.


Tampoco escasean restaurantes ambientados en lugares de miedo o empresas que organizan visitas guiadas a parques temáticos y cementerios. Asimismo, las innumerables fiestas de Halloween en las que muchos invierten tiempo y dinero no sólo en las entradas, permitiendo a los organizadores facturar grandes cantidades, sino también en EL disfraz de pies a cabeza, aunque admitámoslo, nunca faltan los “creativos” quienes se conforman con un par de orejas y es que al parecer en Halloween hay una gran migración de “gatitas” y “Minnie Mouse”. Finalmente, la cartelera de cine y la infaltable programación de TV recargados de películas de terror o especiales de miedo. Incluso, muchos aprovechan para lanzar películas tras una estrategia viral de marketing, recuerdan el ¿Charlie, Charlie, estás ahí?

Pero todo ello no finaliza ahí sino que se traduce en gran actividad económica. Acordándonos un poco de Keynes, existen ciertas fechas que pueden inducir un mayor gasto en la población, y por lo tanto, beneficios para la economía. Al demandar y consumir más de ciertos bienes característicos a la celebración, se incrementa la demanda agregada y finalmente el producto total de la economía de forma transitoria. El efecto temporal que una festividad posea sobre el PBI de un país en particular se encuentra muy relacionado a la magnitud con la que este es llevado a cabo. Como dato curioso, Halloween se inició como un ritual purificador realizado por los Celtas y fue con la migración europea a Norte América y un poco más de publicidad historia que se convirtió en la noche que todos conocemos. Es por ello que en el caso de Estados Unidos y poco a poco en muchos países, Halloween se ha convertido igual o más grande que San Valentín y Navidad. Tanto así que si decidiéramos analizar una serie de tiempo de, por ejemplo, las ventas de dulces de una determinada empresa, sus ingresos registrarían una gran variación justamente en el mes de Octubre, es decir, una característica de estacionalidad en la que existe un patrón previsible que se repite cada año, en este caso, Halloween.


La National Retail Federation realizó una encuesta sobre los gastos del consumidor en Halloween. Sólo en EEUU, siete de cada diez ciudadanos celebrará la “Noche de Brujas”, estimando un gasto total que llegará a $7.4 mil millones de dólares. Más de la mitad de los encuestados planean disfrazarse para ir a una fiesta, gastando en promedio $77.5. Asimismo, la venta de disfraces generará alrededor de $2,800 millones: $1,100 millones en trajes para niños, $1,400 millones en trajes de adultos y aproximadamente $350 millones para quiénes también disfracen a sus mascotas (un poco más del 10%). Incluso el consumo de bebidas alcohólicas se incrementa un 20% si cae entre semana y un 25% si es viernes o sábado #NoEsCasualidad. En resumen, un total de ingresos de 8 a 10 mil millones de dólares en todo el país.[2]

Quizá muchos habrán pensado que esas cifras dependen también del estado de la economía. Y tienen toda la razón, en tiempos de recesión, las familias deberían ser menos propensas a demandar bienes no tan necesarios como dulces o disfraces; mientras que en épocas de auge sucedería lo contrario. Otros podrían mencionar que el gasto en Halloween es el que contribuye precisamente a aumentar el PBI y generar empleo, contribuyendo a esa mejor situación. Sería difícil determinar una única dirección en la relación de causalidad, no obstante, esta última encuesta arrojó que casi el 81% de personas mencionaron que el estado de la economía no afecta sus planes o comportamiento en Halloween. 

Por otro lado, hay quienes calculan un efecto nulo de esta festividad. ¿Por qué sucedería eso? Tomando en cuenta ahora un consumo intertemporal, si el consumidor decide que destinará un mayor gasto a Octubre por sus planes de Halloween, entonces creerá conveniente anticiparse y comenzar a ahorrar en los meses anteriores, por lo que se reduciría el gasto en los demás bienes entre agosto y septiembre. Recordemos que lo que consumes depende de tu ingreso disponible menos lo que decides ahorrar. Además que, para ellos, el consumo de “bienes de solo un día” desvía recursos en la actividad productiva. 

Halloween es una costumbre más que hemos adoptado de nuestros queridos amigos norteamericanos como tomar chocolate caliente en pleno verano. Si bien en Perú no se tiende a celebrar esta fecha como en Estados Unidos, puedo atreverme a decir que cada vez la moda “halloweenense” se propaga con más intensidad. Aunque hubiese sido interesante medir el impacto que esta fecha posee en nuestra economía, no existe tal data (aún). Sin embargo, la gran incidencia que posee en EEUU no deja de ser interesante, transformando la noche más terrorífica del año en uno de los negocios más rentables.

¡Que disfruten su noche!





[1] Diferente al "Día de Todos los Santos" justo un día después.
[2] www.finanzasparamortales.es

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