domingo, 27 de diciembre de 2015

A la policía s̶e̶ ̶l̶a̶ ̶r̶e̶s̶p̶e̶t̶a̶ no se le golpea. Un par de lecciones sobre la Ley de Fragrancia

Escribe: Tomás Reto

¿Se imaginaban que agredir a un policía te podía costar una pena de ocho años de cárcel? ¿O que te podían meter preso en tan solo tres días si tenían todas las pruebas en tu contra? Al menos la mujer que golpeó al policía en el aeropuerto no lo sabía (creo), y su vida ha dado un giro radical. ¿Justo o no? ¿Tuvo mala suerte? ¿Lección aprendida? Creo que no volveremos a agredir a un policía… pero la sentencia tiene mucho de justa e injusta a la vez. Esto y más en este artículo. Porfa, tranquilidad en año nuevo, y aunque estén ebrios NO golpeen a un policía (?)


¿A la policía se la respeta?
Es indiscutible que la lección ha quedado grabada para todos los que nos enteramos de la noticia. Golpear a un policía, ya sea en una manifestación pública, en un desalojo, en una intervención de tránsito, bajo los efectos del alcohol o simplemente tirándole un golpe en la cabeza, es un acto que debe en todos los casos ser castigado. La justicia ha dado un castigo ejemplar (ya sea exagerado o injusto) a actos que bajo todo concepto deben ser penalizados, y en general creo que cualquiera de nosotros pensará dos veces antes de levantarle la mano a un policía. Asimismo, ya todos los que nos enteramos el tema conocimos que, con la nueva ley de fragancia, ya no se podrá tan fácilmente dilatar procesos en los que se encuentre a un infractor “in fraganti” (manejar en estado de ebriedad, robo, hurto, entre otros). Bien por nuestro alicaído sistema judicial, se hicieron una. Pueden ver un poco más de la ley en este compacto artículo de RPP: http://rpp.pe/lima/seguridad/ley-de-flagrancia-cual-es-el-procedimiento-y-en-que-casos-se-aplica-noticia-918877

¿Pero es justa la pena? Como ya lo mencioné, es justa porque es imprescindible que en una sociedad se respete a quien representa la autoridad y el orden público, como es nuestra policía nacional. No obstante, entendemos también el fastidio de los que creen que el castigo fue muy injusto. Yo creo que la pena también es injusta por dos lados. A lo largo de estos años hemos visto cientos de casos de agresiones a policías mucho más graves que han quedado impunes. Por ejemplo, en el siguiente video se muestra cómo un hombre que se resiste a una intervención policial arrastra por unos kilómetros a un policía.



Este hombre sigue libre (a pesar de todas las pruebas en su contra, como este video), mientras que Silvana Buscaglia (la mujer que agredió al policía en el aeropuerto) tuvo una pena de ocho años por lo que hizo. No justifica el golpe, evidentemente, pero la injusticia se genera por la inequidad de que un agresor sí sea penado y otro no, con el agravante de que el no penado puso en riesgo la vida del policía. Cómo no entender la molestia de la familia de la señora Buscaglia….

Falta gradualidad en las penas de agresiones a policías
Finalmente, también es injusto porque en nuestro país no hay gradualidad de las penas de agresiones a la policía. La pena es entre 8 y 12 años, pero claramente no debería ser igual el castigo por tirar una piedra en la cabeza a un policía en una manifestación que por golpear el casco de otro policía en el aeropuerto. En muchos países funciona una división de la pena en dos grupos: cuando se pone en riesgo la vida del policía o no, algo que en mi opinión debe ser rápidamente replicado en nuestro país a raíz de la exposición mediática del tema.

La opinión general de los peruanos es que nuestro sistema judicial es más malo que bueno. Hay mucho sentimiento de injusticia pues se cree (equivocadamente o no) que el que tiene plata sale libre sí o sí, que los procesos judiciales son lentos y caros, que a no todos se nos mide con la misma vara, entre otros. Creo que la ley de flagrancia es un golazo del sistema judicial que va a reducir mucho los incentivos a cometer actos delictivos, y además la exposición mediática de la agresión al policía (así como la drástica sanción) reduce también todo incentivo a pasarnos de faltosos con los policías. Pero para que todo funcione, la clara injusticia presente en este caso debe dejar de percibirse en la sociedad, lo que implica no solo que todo acto sea penado sino también graduar las penas acorde a la gravedad del caso. Si no, se hará justicia creando más injusticia, lo que no se debe permitir en el país.


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