domingo, 26 de octubre de 2014

¿Más impuestos? ¿Es lo mejor? Por un país cada vez menos desigual

Escribe: Tomás Reto

La desigualdad entre las personas de un país siempre será un tema polémico y justo por ello es importante que poco a poco estemos más conscientes que la desigualdad será tema de discusión hoy y en el futuro, y buscar formas como resolver el ¿problema? es fundamental.


La desigualdad es, definitivamente, uno de mis temas favoritos de discusión y una de las razones por las que decidí estudiar Economía. Tanto así que junto con mi amigo Victor Diaz decidimos que nuestro paper necesario para egresar busque estimar el impacto de las herramientas que tiene el Estado para reducir la desigualdad en el Perú ente el 2004 y 2013 para todas las regiones del país.

Y es que muchas veces nos preguntamos por qué debería importarnos la desigualdad de ingresos en un país como el nuestro. En un tema tan espinoso como este, hay diversidad de opiniones: ¿Por qué tendríamos que financiar con el 30% de nuestro salario a los más pobres? ¿Habría que seguir aumentando el gasto en donaciones monetarias y no monetarias a los más necesitados? ¿Por qué pagar impuestos si al final el Estado malgasta nuestro dinero?

Mi reflexión al respecto es que no se trata de que se le regale la vida a una persona que no se esfuerza nunca. No se trata de que tú te esfuerces más que el otro e injustamente se te cobra más impuestos y se lo den al que no se esfuerza. Simplemente, sucede que hay personas que nacen bajo el círculo de la pobreza y por más esfuerzo y ganas que pongan a su trabajo, el bajo acceso a educación de calidad, la poca llegada de salud pública, la ausencia de medios de comunicación necesarios para el desarrollo, entre otros factores, normalmente ponen trabas insuperables para salir adelante. Ya deben haber escuchado que el caso de Toledo es ciertamente, un error estadístico.

¿Más impuestos o no hay que ser abusivos?

En la teoría económica de la tributación hay dos principios para definir cuánto debe pagar de impuestos una persona. La equidad horizontal postula que los que tienen la misma capacidad de contribución deben pagar lo mismo. La equidad vertical, por su parte, postula que para que el sistema fiscal tenga fines redistributivos, los que ganan más deben pagar proporcionalmente más impuestos.

En cuanto a la equidad horizontal, creo no habría mayores discrepancias acerca de su validez. Es justo que dos iguales tributen igual. Sin embargo, las principales críticas a un sistema tributario van por el lado de la equidad vertical, porque dicho principio da pie a que las tasas de impuesto a la renta sean crecientes respecto al ingreso.

La justificación a nuestro sistema de pago de IR está básicamente relacionada a la equidad en el sacrificio. En economía se postula que lo más importante es el cambio relativo. Entonces, no es lo mismo cobrar el 30% de impuestos a alguien que gana 1,000 soles a alguien que gana 10,000 soles, ya que el sacrificio que realiza la primera persona (pasar de 1,000 a 700) es mayor que el de la segunda (de 10,000 a 7,000) porque aún con 7,000 soles se puede tener una vida digna. Por otro lado, la principal objeción al sistema es que a los que más generan ingresos se les termina desincentivando el trabajo porque se les cobra más. Los impuestos al trabajo, en definitiva, condicionan la optimización del número de horas a trabajar.

¿Entonces debemos financiarnos más con más impuestos para reducir la desigualdad? Ahora no. Antes de pensar en tener más dinero, es importante utilizar bien el que ya se dispone. La billetera del Estado ha aumentado porque el Perú ha crecido durante estos últimos años. Este incremento en el presupuesto ha permitido el financiamiento de programas sociales como Qali Warma, Juntos y Pensión 65 que reducen la desigualdad de manera más directa (y menos nociva porque incrementa el ingreso de los pobres y no reduce el de los más ricos). Pero aún queda espacio para manejar mejor el dinero y sobre todo incrementar la base tributaria.

La sociedad se queja cuando paga al Estado sus impuestos y siente que los servicios públicos brindados por el mismo no son de calidad. Si se incrementaran los impuestos y no hay mayores y mejores servicios estatales, no solo se desincentivaría el trabajo por lo previamente mencionado sino que además la estabilidad social en el país se vería afectada.

¿Cuál es el camino, entonces, para reducir la desigualdad?

Todos queremos un país más justo. En el estudio que realizamos para nuestro paper, Victor y yo encontramos que poco a poco el Estado ha incrementado su capacidad redistributiva porque ha incluido y expandido programas como Juntos y Pensión 65, pero la eficiencia del Gobierno no ha variado significativamente. Esto nos lleva a pensar que en caso los ingresos del Estado se redujeran considerablmente (por ejemplo por un shock negativo en precios de los minerales), la sostenibilidad del gasto social se vería afectada y la reducción artificial de la desigualdad producto de las transferencias monetarias de Juntos y Pensión 65 desaparecería inmediatamente.

Es clave, creemos, que el crecimiento económico del país tome en cuenta a la población más pobre del país. Porque si ellos dejan de ser pobres porque le estamos dando dinero (lo cual no es malo, claro está) la solución es de corto plazo. Para poder reducir la desigualdad de manera sostenida es importante que los más necesitados se beneficien de la dinámica productiva y ellos mismos puedan generar sus propios ingresos. Es ahí donde debería apuntar el Estado, en facilitar que todos, dentro de lo posible, sean capaces de producir, generar ingresos, tributar y salir del círculo de la pobreza. El cómo hacerlo, próximamente en Voz Actual, aunque estaría muy agradecido que nos comenten qué harían ustedes como políticos para que cada vez más peruanos se beneficien del crecimiento.

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