En una rueda de prensa internacional en 1973, cuando la Guerra Fría estaba bien fría (?), un periodista le pregunta al entonces comandante Fidel Castro lo siguiente:
“-¿Cuándo cree usted que se podrá restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos países tan lejanos a pesar de la cercanía geográfica?”
Fidel Castro lo miró fijamente y respondió para todos los que estaban en la sala:
“-Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano.”
Parecía algo imposible, una respuesta irónica. Sin embargo, hoy parecen ser palabras proféticas.
Para poder entender la relación entre estos países, un poco de historia nunca está de más. Las cosas entre ambos se empezaron a poner tensas tras la Revolución Cubana de 1959. La toma del poder por Fidel Castro hizo temblar a todo el gobierno estadounidense, por significar la entrada del comunismo a su continente. Por ello, EE.UU. empezó, poco a poco, a poner restricciones comerciales a Cuba (a ver si Castro caía). El 19 de octubre de 1960 el Gobierno de EE.UU. prohibió toda exportación a Cuba. Dos años después, el entonces presidente Kennedy amplió las restricciones a todo el comercio, a excepción de la venta no subvencionada de alimentos y de medicinas. Como si esto no fuera suficiente, un año más tarde los viajes y las transacciones financieras de los ciudadanos de los EE.UU. a Cuba fueron también prohibidas. En resumen, Estados Unidos impuso un embargo contra Cuba que, con algunas modificaciones, permanece hasta el día de hoy. Parecía que lo único que a estos dos países les quedaba en común era el huso horario.
Sin embargo, después de más de medio siglo, las cosas empiezan a ponerse interesantes. En diciembre del año pasado, Barack Obama y Raúl Castro anunciaron que comenzarían conversaciones para restablecer relaciones diplomáticas y empezar a dialogar sobre temas económicos, frontera marítima, viajes y derechos humanos (#thebasics). Evidentemente, el bloqueo comercial es un asunto que estos dos señores también tendrán que conversar pues se estima que esta restricción ha tenido un costo para Cuba de más de 100 mil millones de dólares.[1]
Pero estos presidentes no se pueden atribuir todo el crédito, es importante resaltar el rol intermediario del Papa. Aunque muchos no lo sepan, escribirles a ambos para que terminaran con las relaciones frías y fomentaran el diálogo fue lo que dio inicio a estas negociaciones que empezaron siendo secretas, pero ahora son todo un #TrendingTopic.
El 20 de julio, Cuba y EEUU reabrieron sus embajadas después de 54 años y Washington anunció el 18 de septiembre algunas medidas de flexibilización contra la isla:
- Eliminó el tope de las remesas familiares.
- Autorizó inversiones conjuntas de norteamericanos con empresas estatales.
- Permitió los viajes de barcos y aviones a la isla.
Sin embargo, aún hay muchos asuntos por resolver aparte del embargo. La exigencia por parte de Cuba de la devolución de Guantánamo y la expectativa de EEUU de que se respeten los derechos humanos en la isla son solo algunos puntos en la agenda de pendings.
En suma, parece que ambos países van avanzando en una compleja agenda hacia una esperada normalización de los lazos (#ImpossibleIsNothing). El secretario estadounidense del Tesoro, Jacob Lew, señaló en una nota oficial que "una relación más fuerte y más abierta entre Estados Unidos y Cuba tiene potencial de crear oportunidades económicas para estadounidenses y cubanos”. [2]
Hasta acá todo suena muy bonito, pero nos queda analizar el otro lado de la moneda. Esto es, debemos analizar los argumentos de muchas organizaciones o activistas cubanos pro democracia que se oponen al relajo del embargo a Cuba.
Hay quienes piensan que las consecuencias de levantar las sanciones económicas a Cuba no son para nada positivas. La existencia de condicionamientos o pasos para el respeto de los DD.HH. y la promoción de la democracia deberían ser claves para empezar a negociar un levantamiento del embargo a Cuba por parte de EEUU. Caso contrario, lo único que esta apertura haría sería legitimar la dictadura más larga del hemisferio. Asimismo, no son solo los cubanos los que están divididos según su opinión sobre este nuevo suceso de eventos; tampoco los legisladores del Congreso de EEUU parecen llegar a un completo consenso sobre la estrategia de Obama.
[2]
http://www.semana.com/mundo/articulo/ee-uu-aligera-restricciones-comercio-viajes-cuba/442899-3
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