viernes, 11 de abril de 2014

Pantalla (no tan) grande: apuntes sobre el cine Hollywoodense y el cine nacional

Escribe: Gonzalo Vásquez

El pasado 25 de marzo, el Ministerio de Cultura oficializó que de los proyectos y obras que financiará –elegidas por concurso—para este año 7.29 millones de soles serían destinados a la industria cinematográfica (Semana Económica, 2014). Aunque es una cifra al parecer significativa, ¿cómo se puede interpretar este monto en una industria tan grande como es la del séptimo arte? Incluso si se produjeran películas de calidad, ¿podrían competir contra megaproducciones hollywoodenses en las salas? En este artículo se tratará de dar un breve alcance sobre el cine nacional y se comparará el mismo con películas taquilleras de Hollywood para ver si el problema es de mentalidad o si la brecha de ingresos se puede explicar por la calidad de los largometrajes.


Si queremos resumir la historia cinematográfica en el Perú, podemos decir que en 1898 se empiezan a filmar algunas imágenes en la Plaza de Armas de Lima, y en 1920 Lima era un centro cinematográfico importante. Luego de 1937, se reanima la industria cinematográfica gracias a Amauta Films. El plato fuerte llegó en 1960, cuando empiezan a llegar producciones Hollywoodenses, con 500 películas estrenadas y 27 millones de boletos en 127 salas limeñas, una oferta nada despreciable. (USMP, 2005)


Como el lector puede anticipar, un declive notorio ocurrió en la década de 1980, se estancaron muchas productoras nacionales e incluso decayó la oferta internacional. Muchos cines cerraron sus puertas. Esta tendencia continuó hasta que a finales de los noventa se contruyen los primeros multicines (como el Alcázar o el Jockey Plaza). Esto contribuyó a aumentar la oferta y a ubicar las salas en puntos de ocio y recración como centros comerciales. (USMP, 2005) En líneas generales, esto es lo que ocurrió con las salas de cine como las conocemos. Por otra parte, creo que no hace falta explicar el increíble desarrollo de la piratería, que dejaremos de lado para analizar puramente a los asistentes a salas de cine.

Sin embargo, el repunte de los multicines y de los espectadores (en los últimos 7 años el número de espectadores creció en más de 98% según Perú.com) no vino de la mano con el desarrollo de cine nacional. ¿Qué películas se exhiben mayormente en estas salas? Excluyendo la famosa “Asu Mare”, sabemos que Hollywood domina nuestros cines y que las películas peruanas raras veces pasan de las dos semanas en cartelera. ¿Por qué?

Probablemente aún está fresca en nuestra memoria la ceremonia del Óscar de hace un mes (probablemente por el selfie de los famosos). Una de las grandes ganadoras fue Gravity, del director mexicano Alfonso Cuarón. Para realizar esta película, se invirtieron 100 millones de dólares, y la mayoría fue destinada a la generación de imágenes en computadora para mejorar la experiencia 3D (Semana Económica, 2014). ¿Recuerdan los 7.29 millones de soles del Ministerio de Cultura? Pues esta comparación casi ridícula deja en claro la brecha en financiamiento que tiene la industria nacional y la americana. La calidad (visual, auditiva) de Gravity es indiscutible y esto se refleja en las categorías en las que ganó el premio de la academia. Ahora, ¿es imposible que alguna película peruana logre resultados similares a Gravedad en términos de taquilla? ¿En nuestro país existen amantes del buen cine o consumidores ávidos de las películas más vistosas y taquilleras?


Teniendo en cuenta que las cadenas de cine (como casi todas las empresas) buscan maximizar ganancias, para este humilde redactor estas respuestas dependen en gran porcentaje del público nacional, de la demanda. Sólo así se podría incentivar un cambio en la oferta. Para aterrizar la idea, en el 2012 se estrenaron 8 películas peruanas comerciales en nuestro país, y 25 que sólo rotaron por circuitos alternativos. Según el portal cinencuentro.com, de los 31 millones de espectadores en dicho año, el cine nacional alcanzó solamente el 2%. Además, la mayoría de salas se concentra en la capital y se empieza a añadir tecnología (3D, 4D) que es difícil de incluir en filmes peruanos. 

Lo que busco decir es que la oferta peruana es pobre, pero no debemos ponérsela más difícil. Seguramente hemos visto en noticias o redes sociales quejas de directores o productores nacionales porque sus películas fueron retiradas antes de tiempo o incluso cambios drásticos (del mismo día) con algunas películas peruanas. No pido tampoco que cambiemos totalmente nuestra cultura y veamos sólo películas peruanas, pero sí que le demos una oportunidad al cine nacional. 

La creatividad peruana ha sido reconocida mundialmente, el Perú tiene locaciones increíbles para filmar, y actores talentosos (cuya mayoría va y viene entre teatro y televisión) que pueden lograr películas geniales. No obstante, los incentivos son pocos. Una industria que como hemos visto recibe un pobrísimo porcentaje de las ganancias totales no es rentable. Sin dinero no se puede grabar ni contratar actores, ningún director puede hacer magia. Incluso muchos tienden a presentar sus películas en festivales internacionales (donde curiosamente reciben premios). Otras alternativas para el cine peruano son los festivales de cine o cineclubs, pero son una pequeña minoría.

En conclusión, sabemos que el cine de Hollywood puede producir películas de muy buena calidad y muy vistosas, y que las cadenas de salas de cine apoyan más estas películas que las nacionales por cuestiones de taquilla. Por el bien de la cultura y de la industria nacional –que en mi opinión tiene mucho potencial—, el apoyo debe venir de los espectadores. A todos los que nos gusta el cine, sigamos viendo a Batman y a los Vengadores, pero también exploremos las películas peruanas, muchas veces dejadas de lado. Sólo así podrán mejorar la calidad de las mismas y podrán ocupar una mayor porcentaje de esta gran pantalla.


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