miércoles, 18 de marzo de 2015

Jihadi John: El quinto Beatle es de ISIS

Escribe: Youssef Abi-Fadel

Nació como Muhammad Jassim Abdulkarim Olayan al-Dhafiri, fue rebautizado por el Estado Islámico como Mohammed Emwazi, pero todos lo conocen hoy como “Jihadi John” el hombre detrás de los videos de decapitaciones con las que ISIS amenaza a sus detractores. ¿Quién es este enigmático personaje y que lo mueve a tan atroces actos? Más aún, ¿qué representa John para un fenómeno avasallador llamado ISIS?


Emwazi nació en agosto de 1988 (hoy tiene 26 años), en Kuwait en el seno de una familia de la etnia Bedoon originaria de Iraq. Sus padres, Jassem y Ghaneyah, simpatizantes de Saddam Hussein que durante la guerra tuvieron que huir el país por dos motivos: su pertenencia al clan Bedoon les prohibia el derecho a la ciudadanía completa y su apoyo a la derrotada invasión de Hussein. La familia llegó a Reino Unido en 1994, específicamente a North Kensington. Emwazi se formó como un típico británico, se graduó en Sistemas de Información y Business Management de la Universidad de Westminster y hasta los 21 años trabajó como vendedor en una tienda de tecnologías. Una persona común y corriente ¿o no?

En el contexto de la guerra de Siria, Emwazi se unió al frente Al Nusrah, sucursal del entonces poderoso Al Qaeda en territorio sirio, pero como casi todos los occidentales que realizaron la Hégira, el joven Emwazi pasó a las filas de ISIS. Desde entonces este entrañable (?) personaje ha escalado rangos y se ha convertido en el famoso ejecutor enmascarado de periodistas y enviados especiales a Iraq, armando videos que llenaron nuestro morbo en Youtube y Facebook. Esto representó en su momento una enorme plataforma propagandística para el Estado Islámico (EI). Entre sus varias víctimas se encuentran James Foley (periodista de EE.UU. ejecutado en agosto de 2014), Steven Sotloff (también periodista norteamericano ejecutado al mes siguiente) y más recientemente los japoneses Haruna Yukawa y Kenji Goto Jogo.

La fama que acumuló Emwazi similar a la de una estrella de rock que sale en la portada de Rolling Stone (¿alguien dijo Dzhokhar Tsarnaev?) y su llegada desde Reino Unido le hicieron acreedor del infame sobrenombre “Jihadi John”, en referencia al Beatle John Lennon. Pero como en la mejor banda de todos los tiempos, John no está sólo; Paul, George (mi Beatle “musicalmente” favorito) y Ringo también son entusiastas que cambiaron sesiones de estudio y guitarras por decapitaciones y AK-47’s. The Beatles es una célula de ISIS pero se han hecho un nombre a base de una brutalidad mayor a la de otros guardas del EI ¿Eso es posible? Sí, mi querido chibolo Nopucid… más raro que Revolution 9, los Beatles jihadistas se caracterizan por el uso de pistolas de electro shocks, simulacros de ejecuciones (entre ellas la crucifixión y pedradas) y waterboarding (ya si eres sádico googlea querido lector). 

¿Esto quiere decir que no todos los jihadistas son árabes o nacidos en Medio Oriente? ¿Family Guy estaba mal? (“Ay si, ay si, como se llama Youssef saca pica, ay ay”) A ver, vamos a revelar algo que para muchos quizás los espante y a otros les parezca salido de una película hollywoodense. Actualmente en las filas de ISIS se encuentran más de 3000 jihadistas occidentales y el número va in crescendo. La mayoría de estos provienen de Francia, Reino Unido y Rusia, ¿a qué se debe esto? En los casos de las tierras del Paris Saint Germain y del Chelsea, ambos países tienen enormes comunidades de inmigrantes árabes (argelinos y paquistaníes respectivamente) que en su mayoría viven en barrios marginales o tienen un background que alimenta el resentimiento hacia la falsa promesa de la modernidad y éxito en Europa. El caso de los rusos es muy particular y es que los compatriotas de Arshavin provienen de Chechenia, una región que vive una guerra separatista que ni el propio Putin ha logrado sofocar (¡esto si pasa caleta ah!), y de hecho se han convertido en los líderes de inteligencia y planificación de los ataques jihadistas. Incluso EE.UU. tiene un aporte nada despreciable de terroristas emigrantes, alrededor de 500, la mayoría de ellos musulmanes sunitas conversos, usualmente movidos por entornos familiares disfuncionales, rechazo escolar o despecho amoroso (más suena a novela mexicana).

Ya, muy bien, pero resentidos sociales hay en todo el mundo, descendientes de árabes y musulmanes también, ¿cómo son captados para ir a luchar esta dizque Guerra Sagrada? Otra sorpresa chibolo Pokeke, el uso de redes sociales es una de las prácticas más comunes y fructíferas que EI ha estado utilizando para reclutar jóvenes a la causa de la Jihad. No solo perfiles falsos en Facebook (way too mainstream), sino también fotos en Twitter de alegres jihadistas con sus gatos (say wut?), códigos en conversaciones de Ask.fm, así como las promesas de una gran calidad de vida, un sentido de vida por una lucha sagrada, un arma y un hogar por Alá. Es así como el reclutamiento externo se ha vuelto más eficiente para ISIS y como este grupo terrorista se ha afianzado a punta de modernidad occidental superando ya claramente a Al Qaeda.

¿Estamos perdidos? ¿Sálvame Barack Obama? Quedan aún opciones para evitar más casos como los de nuestro “apreciado” John, como cortar las fuentes de financiamiento de ISIS (especialmente el petróleo), tener controles fronterizos y de inmigraciones más precisos, y así sigue la lista. ¡NO ES SUFICIENTE! Si existen jihadistas es porque tienen una motivación para serlo o una grave crisis de identidad, típica de quien no se siente parte de una sociedad o es repelido por esta. ¿Y entonces? Queda en ustedes lectores, tarea para la casa: solucionar la crisis de Medio Oriente y el EI. Estrellita en la frente, All you need is love.


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