miércoles, 16 de abril de 2014

Africa, un nuevo satelite de Al Qaeda

Escribe: Youssef Abi-Fadel

A propósito del presunto atentado terrorista según la CNN, acaecido el lunes 14 de abril de 2014 en Abuja (Nigeria), en el que fallecieron 71 personas y otras 133 quedaron heridas de gravedad, ninguna agrupación se ha atribuido el acto, aunque se señala al grupo islámico Boko Haram como posible autor. Boko Haram es vinculada a Al Qaeda como una posible ramificación no afiliada a otras operaciones en el continente africano pero que funcionaría bajo los mismos dogmas religiosos y prácticas de terror que movimientos en varias de estas naciones. Al Qaeda habría logrado profundos avances y no sería responsable solamente de ataques aislados a población civil, sino también de revoluciones a gran escala que pretenden instaurar estados islámicos bajo la Shari’a (“senda del Islam”).


Más allá de las operaciones que emprende Al Qaeda en Europa, EE.UU. y Medio Oriente, el principal grupo terrorista del mundo ha encontrado en el África un terreno fértil para echar raíces, en una región evidentemente olvidada por las potencias occidentales pero cuya riqueza se encontraría en el potencial poblacional de reclutas fuera del statu quo global y recursos naturales estratégicos (como el petróleo, minerales y piedras preciosas) que ensancharían las arcas para el fanatismo hostil musulmán. De acuerdo con The Washington Post, Al Qaeda opera en países del Magreb (Argelia, Libia y Egipto), el centro de África (Sudan del norte y del sur, Congo y República Centroafricana), el “cuerno del diablo” (Somalia, Kenia y Tanzania) y ha logrado considerables avances en Mali y Nigeria.

Según el medio francés JOL Press, Al Qaeda pretende confederar a varios grupúsculos locales para alinearlos a su causa, valido de un discurso religioso que, como en Medio Oriente, ha superado con creces al nacionalismo para la captación de adeptos y movilización de masas. Algunas de las organizaciones que se han subordinado bajo esta bandera son Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Al-Shabbab y el mencionado Boko Haram. Este último es un ejemplo en que se emplean la retórica y tácticas de Al Qaeda adaptadas según la idiosincrasia local y estrategias de ataque desarrolladas por el grupo, el cual ha sido capaz de heredar a sus homólogos artefactos explosivos caseros y kamikazes. 


Boko Haram (“la educación occidental es un pecado”) fue fundado en 2002 en la localidad de Maiduguri por Ustaz Mohammed Yusuf y desde 2004 tiene una central llamada “Afghanistan” (en clara referencia al Talibán con el cual comparten ideología y modus operandi) desde la cual ha dirigido continuos ataques hacia los estados norteños de Borno, Yobe, Plateau y Níger y ha condenado al gobierno a decretar el toque de queda desde 2012. Como esta organización, son varias las ramas africanas activas de Al Qaeda, o vinculadas a ésta, pero lo verdaderamente preocupante no es solo la existencia de estos grupos sino la manera como han sido concebidos. El accionar de un grupo islámico terrorista en Nigeria no es una mera coincidencia: se trata del país más poblado del continente y sexto del globo (166 millones de habitantes censados en 2011), una de las economías comprendidas en el grupo N-11 (lista Next 11 de economías que Goldman Sachs denomino en 2005 promisorias para la inversión y futuro crecimiento económico) y hogar de una creciente industria petroquímica sostenida en la extracción del crudo y gas en las regiones interiores nigerianas.

Tal como la estructura jerárquica de Sendero Luminoso, Al Qaeda ha agrupado elementos que no guardan mayores vínculos entre sí pero que responden a un jefe y ello se replica en varias ramificaciones de 3 en 3 hasta formar una pirámide liderada hoy por Ayman al-Zawahiri (sucesor de Bin Laden); lo que ha ocurrido es que la estrategia de la Interpol, eliminar operadores bajos y mandos altos simultáneamente, ha dejado varios subconjuntos nacionales desligados y divergentes, lo cual ha conducido a guerras civiles entre estas agrupaciones en las que arrastran aun más víctimas inocentes, tal y como ocurre en Siria con Jabhat Al-Nusrah y la ISIS, enfrentándose mutuamente en una carrera que prueba quién es capaz de radicalizarse e imprimir más terror en sus acciones.

No debería de extrañar el grado de consternación que generan los hechos de Abuja, sin embargo, esta primigenia angustia dista de los efectos a los cuales podría llegar la acción de Al Qaeda, ampliamente probada. Tal es el caso de Sudán, dividido en 2011 entre la República de Sudán en el norte (políticamente de Medio Oriente y musulmán) y Sudán del Sur (conformado en su mayoría por etnias nitólicas principalmente cristianas y animistas), en un proceso que aprovecharon los terroristas para la violación indiscriminada de DD.HH. en poblaciones en las que no rigiera la Shari’a. Asimismo, en Mali Al Qaeda, a través de AQIM, logró controlar en 2013 las regiones de Timbuktu, Kidal y Gao en el norte del país en un intento hasta la fecha fallido por declarar una nación independiente y musulmana en el Magreb malí, proceso detenido por la intervención de las fuerzas francesas en Bamaky en enero de 2013. El accionar de un grupo islámico terrorista en Nigeria no es una mera coincidencia

Que no se dude que el Yihad ha tomado un nuevo rumbo en la búsqueda de sembrar el terror e imponer su ley en las naciones del África. La muerte de 71 personas en Nigeria podría ser un indicador de las capacidades destructivas de Boko Haram y la única manera de enfrentar esta ola es viendo hacia el pasado y corrigiendo los movimientos de política internacional y las decisiones militares erradas. Hace unos días escuche en la radio que en el Peru no podíamos vivir recordando siempre el terrorismo (lo dijo una joven llamada “Paula” del Movadef en Radio Capital)… pues, pareciera que el mundo tiene una amnesia generalizada para el continente negro; ojalá la historia no se repita.



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