miércoles, 17 de septiembre de 2014

¡Tiembla la Reina! ¿Escocia out?

Escribe: Mario Rivera

En pocas horas tendremos algunas luces sobre una decisión histórica para Escocia. La pregunta es simple, mas las consecuencias inciertas ¿ser o no ser … parte del Reino Unido? El referéndum es el producto de sentimientos de identidad, cuestiones históricas, e intereses económicos que llegarán a su clímax en las urnas de votación. 


Para abordar el tema debemos antes resolver algunas preguntas muy comunes: ¿qué es el Reino Unido? ¿Un país, una asociación u otro tipo de organización? ¿Es lo mismo que Gran Bretaña o Inglaterra? Primero, el Reino Unido sí es un país y consta de cuatro “naciones constituyentes” que son Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Posee una capital en Londres con administraciones nacionales en Edimburgo, Cardiff y Belfast. Segundo, no es lo mismo que Gran Bretaña, que es el nombre de la isla que abarca la mayor parte del territorio; ni que Inglaterra que si bien domina económica y políticamente el Reino Unido, es solo uno de las cuatro naciones constituyentes.

Específicamente con respecto a Escocia, esta forma parte del Reino Unido desde 1707 cuando se firmó el acta de constitución del país. Desde entonces la autonomía fue un tema en stand-by. Es en 2011 que se marca un cambio, pues el Scottish National Party (SNP), liderado por Alex Salmond, gana las elecciones con la consigna de crear un referéndum de autonomía. Este último se hizo efectivo, y la votación que marcará la posición definitiva de Escocia se realizará mañana.

Las campañas del Si (a favor de la independencia) y el No (en contra), han alcanzado un grado de incertidumbre increíble en los últimos días. La campaña había sido liderada por el No alrededor de toda la contienda; sin embargo, la última encuesta del 7 de setiembre de The Sunday Times, ubica a ambas partes en un empate técnico (Si: 51% vs No: 49%). 

El tema económico ha sido evidentemente el gatillo de estos movimientos, y a continuación se presentan los principales puntos de análisis:

El petróleo y el gas natural del Mar del Norte constituyen el sector estratégico de mayor relevancia en la contienda. En la actualidad, se cobra un impuesto sobre la extracción de estos recursos. De optar por la independencia, no solo se eliminaría el impuesto, sino que con una gestión íntegramente escocesa de los recursos se podría destinar una parte como soporte para la economía. Salmond señala que si se destinara un décimo de los ingresos petroleros (alrededor de US$ 1,600 millones anuales en total), se podría crear un fondo petrolero similar al que existe en Noruega, que constituya una reserva soberana.

El importante PBI per cápita de Escocia es otro de los principales argumentos de los partidarios del No. Según datos de la OECD, Escocia se ubicaría en el puesto 14º del mundo en términos de este indicador. ¿Esto lo constituye como un país rico? El puesto es bueno, sin embargo cabe resaltar que Escocia es aún una economía pequeña, y que su relativa poca población tiene un efecto amplificador en este indicador (en términos de PBI total se ubicaría en el puesto 57 entre Irak y Bangladesh). 

Además, el análisis no es completo si se trata al clima de inversión (una de las variables más volátiles) como constante. El ser parte del Reino Unido, sexta economía más importante del mundo, da respaldo y confianza al inversionista. Sin ese respaldo, es plausible suponer una disminución importante de los capitales inversores en Escocia, por lo tanto en la dinámica de la economía. La deuda soberana será otro tema a discutir en caso se logre la independencia. En tal escenario, Escocia deberá asumir un porcentaje importante, y dada la situación incierta de la economía, es otro de los puntos a considerar antes de invertir.

¿No más libra? Este es probablemente el tema más álgido en relación a la estabilidad de la economía escocesa. Salmond ha anunciado en repetidas ocasiones su deseo de mantener la libra esterlina como moneda de uso. Sin embargo, los tres principales partidos del Reino Unido (Conservador, Laborista y Liberal-Demócrata) han señalado y sustentado las desventajas de esta posible unión monetaria, por lo que no aceptarán la medida. El panorama es entonces incluso más incierto para Escocia, si adopta la libra sin una unión monetaria se queda sin la posibilidad de realizar manejos monetarios; por otro lado, es difícil adoptar el Euro, pues formar parte de la Unión Europea no es una posibilidad inmediata.

A pesar de las múltiples aristas del tema, el momento ha llegado. No hay tiempo para la vacilación, las urnas decidirán el nuevo camino para la nación escocesa en pocas horas. Ser o no ser … parte del Reino Unido, he ahí la cuestión.


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