miércoles, 7 de enero de 2015

Caracas desde adentro


Escribe: Gianfranco Smarrelli

El 1 de enero del año 2008 entró en vigencia la reconversión monetaria de la moneda venezolana, el tipo de cambio oficial pasó de ser 2150 bolívares por un dólar a 2.15; es decir, en términos simples, se le quitaron tres ceros al bolívar. En ese entonces, la oposición criticaba esta medida diciendo que no iba a servir para enfrentar el mal momento económico por el que atravesaba el país. Debido a ello, el Gobierno venezolano publicó un video en el que creó un personaje llamado “medio malo”, el cual representaba a los venezolanos que estaban en contra de la medida antes mencionada. En el video se observa como “medio malo” afirma que la medida serviría y lanzaba frases como “todo se va a encarecer, habrá inflación, habrá desabastecimiento, fuga de inversiones, pasarás hambre, habrá miseria”, y todas esas afirmaciones eran esquivadas por el personaje que representaba al oficialismo al estilo de Matrix, indicando que nada de esto iba a pasar. 



Siete años más tarde se observa que “medio malo” era prácticamente un profeta, todo lo que mencionó se ha dado y de una manera muy marcada: Venezuela ha dejado de crecer, hay escasez, no hay dólares, la inflación es altísima y el bolívar, de fuerte, solo tiene el nombre. El billete de mayor denominación (100 bolívares fuertes) no alcanza ni para comprar una caja de chicles (chiclets o clorets, el que más les guste) que en los quioscos en Perú se consigue por un sol, ni un kilo de tomates que cuesta 170 bolívares fuertes en el mercado.  Otra muestra del poco valor que tiene la moneda es el salario mínimo, que es 4889 bolívares, el cual representa menos de 30 dólares al cambio paralelo (oscila entre 175 y 180 bolívares por dólar).  Lo más complicado, es que se necesita seis salarios mínimos para poder comprar un par de zapatillas, o más de uno, para adquirir un kilo de queso emmenthal o un kilo de gelatina en láminas, por dar algunos ejemplos. Si bien claramente la reconversión monetaria no es la causante de esta crisis, sí muestra la poca capacidad del gobierno venezolano de elaborar medidas eficientes para enfrentar los problemas que azotan al país.



 Les dejo el video (es realmente malo):



¿Cómo es el día a día en Venezuela hoy?

Farmanada, Faltatodo, como usted prefiera. 
Tuve la oportunidad de viajar a Venezuela del 22 de Diciembre al 4 de Enero (justamente estoy escribiendo este artículo en el avión, camino a Lima). El mismo día que viajé a Caracas, la aeromoza de Avianca, nos preguntó cuál era nuestro destino final (hacíamos escala en Bogotá debido a la escasez de pasajes que hay para ir a Venezuela) y le mencionamos que era Caracas. En ese momento nos comentó que el aeropuerto de Caracas es el que tiene la mayor escasez y que la tripulación de las distintas aerolíneas conoce Farmatodo (la mayor franquicia de farmacias de Venezuela, que además de vender medicinas es como un mini supermercado) como “Farmanada” porque nunca se conseguía nada. Luego nos comentó que Avianca había tomado la decisión de que su tripulación ya no pasaría las noches en Caracas debido a dos razones: el virus  Chikungunya (34.461 casos en el 2014 según la organización panamericana de la salud) y la inseguridad. Uno puede pensar, que solo se trata de la opinión de una aeromoza, y la decisión de Avianca es solo por precaución, pero realmente la situación de Venezuela es grave. La escasez de medicinas no es algo que ocurre sólo en Farmatodo, Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, afirmó que la escasez de medicamentos en Caracas ronda el 60% y en el interior del país es de 70% aproximadamente. "La realidad es que no hay medicamentos, están faltando muchos productos”, lo cual termina empeorando la crisis del Chinkungunya.
Este es el famoso adorno del CCCT, ha pasado a utilizarse
como un medio de propaganda.
Un día después, el 23 de diciembre, fui a una librería con mi papá, compré un libro y al salir le dije al señor de la puerta “Feliz Navidad” y me respondió: “que feliz Navidad ni que vaina, si en este país no hay un coño que celebrar” y esto está muy ligado con algo que observé el tercer día. El 24 de diciembre, acompañé a mi primo a hacer las compras finales de Navidad y me quedé perplejo al no ver ni una luz ni un adorno de Navidad en Caracas; sólo vi un adorno, y no es broma, uno en toda mi estadía y fue en el Centro Comercial Tamanaco, donde siempre ha estado el mismo adorno, que  ahora incluye una publicidad. Por último a medianoche, se escucharon muy pocos fuegos artificiales, nunca había visto tan oscuro el cielo en una Navidad en Venezuela.


Luego de esto, dos cosas me dejaron muy impactado en mi estadía en Venezuela.

1. En una panadería, a pocas cuadras de mi casa le dispararon a un amigo de mi primo, por querer robarle una cadenita de oro. Nos contó que se le acercó una persona y le dijo en secreto “dame tu cadena y no digas nada para no formar un escándalo”, él no se la quiso dar y cuando estaba por armarse una pelea, alguien le disparó desde la entrada de la panadería y los dos maleantes escaparon en moto. Afortunadamente la bala le impactó en el brazo y no tuvo consecuencias mortales.

Estas fueron las fotos que tomé
en el establecimiento
2. Finalmente el 3 de Enero, estuve en uno de los supermercados más grandes de Venezuela, “Central Madeirense”, y decidì tomar fotos a los anaqueles. Por un lado, se observaban algunos totalmente vacíos, como el de la carne. Por otro, anaqueles que no almacenaban los productos que deberían, como en el pasillo de los artículos de higiene personal, en el cual, en el lado derecho solo se observaban cajas de cereal mientras que una parte del lado izquierdo se encontraba también sin productos. Esto es algo común hoy en día, están llenando los anaqueles con los productos que hay, no importa que pasillo sea) y parte del lado izquierdo vacío. No había desodorante, champú, afeitadoras ni pañales, de ninguna marca. Desafortunadamente esto es algo normal en Venezuela y que afecta hasta las empresas más grandes, como Mcdonald's que quedó desabastecida de papas fritas a lo largo de Venezuela o la heladería coromoto, poseedora de un record guiness por tener más de 860 sabores de helado, que tuvo que cerrar por la escasez de productos. Sin embargo, lo que me impactó en Central Madeirense, no fue la escasez, algo común y que también pude observar cuando fui el año pasado, sino que un miembro del personal del supermercado se me acercó y me ordenó dejar de tomar fotos. Me dijo que estaba prohibido tomarle fotos a los anaqueles vacíos y en general al supermercado, una cosa de locos.

Así como me lo prohibieron a mi, en otros
supermercados ya hay anuncios que lo prohíben.
Esto es un claro reflejo de la situación venezolana, las personas tienen pocas razones por las cuales celebrar, ahorrar no sirve, porque la inflación acaba con su dinero (se espera que la inflación supere el 100% en el 2015), el PBI lleva tres trimestres consecutivos cayendo (cayó 4.8% en el primer trimestre, 4.9% en el segundo y 2.3% en el tercero), salir del país es complicado por la escasez de divisas y además sale muy caro si se hace la conversión al dólar paralelo. Por otra parte, la inseguridad sigue siendo un grave problema, ya que según el Observatorio Venezolano de la Violencia, Venezuela tiene la segunda mayor tasa de asesinatos del mundo, 82 por cada 100 mil personas, lo cual da un total de 25000 homicidios en el año 2014, solo superada por Honduras en el mundo. Según el Observatorio Venezolano de la Violencia, en 1998, el ratio de asesinatos era 19 por cada 100 mil, menos de un cuarto de lo que es hoy en día. Por si fuera poco, ni siquiera los programas sociales cumplen sus objetivos en Venezuela, ya que Misión Vivienda, un pilar de la llamada “revolución bolivariana”, incumplió con el 70% del objetivo que se había planteado. Para cerrar con broche de oro (?), la web “Foreign Policy” califica a Venezuela como uno de los 10 países que pueden protagonizar un estado de guerra en el 2015 (algo que yo considero muy improbable).

Venezuela es un país de gente muy alegre, que siempre encuentra una broma para salir del mal rato; sin embargo, luego de 16 años bajo este régimen, se está convirtiendo cada vez más en un país triste, donde hasta en fechas como Navidad y Año Nuevo es difícil encontrar razones para alegrarse. 

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